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Devoción de hoy, abril 27th

Asimismo …

Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, al considerar vuestra conducta casta y respetuosa.

1 Pedro 3:1-2

El tema de la sumisión de una mujer a su marido suscita la cuestión espinosa de cómo ha de hacerse eso. Las mujeres, con mucha razón, preguntan: ¿Hasta qué punto debo llegar en esto?. La respuesta de las Escrituras está contenida en la primera palabra de este pasaje: asimismo. Esto indica que ya se ha dado un ejemplo y que las mujeres tienen que seguirlo en su sumisión. Es el ejemplo de Jesucristo con Su sumisión a las circunstancias en las cuales el Padre le había puesto. Las esposas han de someterse a sus maridos como Cristo se sometió al Padre. La sumisión de la esposa a su marido es una especie de medidor del grado en que ella está sometida a Cristo.

Al usar el ejemplo de Cristo, queda claramente evidente que no ha de haber un alejamiento moral por parte de la esposa de lo que ofendería a su conciencia. Ningún marido tiene derecho de pedirle a su esposa que desobedezca a su conciencia. Jesús nunca luchó contra Su conciencia en Su sumisión al Padre. Nunca rebajó Sus niveles morales, aunque significaba que había muchas cosas que Él mismo no disfrutaba o no le gustaban, que soportaba porque eran la elección del Padre para Él. Así que las esposas deben confiar en sus maridos y seguirlos hasta donde puedan. Cuando no puedan en buena conciencia, todavía deben amarlos y someterse a ellos en todo lo demás

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Pedro insinúa un falso concepto de sumisión con la frase: sin palabras. En este caso tenemos una situación donde las mujeres están casadas con maridos no cristianos. Quizás ninguno de los dos era cristiano cuando se casaron, pero la esposa ha recibido a Cristo desde entonces y ahora está casada con un hombre que no está de acuerdo con ella en asuntos espirituales. Las esposas, dice, han de someterse a tales maridos, de modo que algunos, aunque no obedezcan a la Palabra, puedan ser ganados para Cristo sin mediar palabra por parte de la esposa. Sin palabras no significa que ella no haya de hablarle nunca; sólo significa que no ha de atosigarlo. Atosigarlo es frecuentemente una evasión sutil por parte de la esposa de su responsabilidad de someterse a su marido. Es un intento de coger las riendas, sin que lo parezca, bajo el disfraz de que se preocupa por un buen fin. El atosigamiento hace una de dos: O bien, el hombre se pone cabezota y obstinado, o se acostumbra a rendirse con tal de mantener la paz. Si su reacción es la obstinación, es porque siente que su masculinidad ha sido desafiada. Si cede para mantener la paz, y esto dura lo suficiente, la esposa se encuentra catapultada a un papel para el que no es apta ni la hace feliz, el papel de tomar decisiones.

Padre, perdóname por las muchas veces que leo pasajes como éste y me los tomo a la ligera, como si fueran sólo un consejo y no una revelación de una importancia tan esencial que la vida se vuelve insoportable cuando me desvío de ellos. Amén.

Aplicación a la vida

¿Creo que mis acciones son más poderosas que las palabras para cambiar los corazones de aquellos a los que amo?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

What Every Wife Should Know

Lea el mensaje de Ray