Christians Gathered and Sharing Theirs Lives Together

Devoción del 6 de abril

Chico conoce chica

Dijo entonces Adán: ¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Será llamada Mujer, porque del hombre fue tomada. Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne.

Génesis 2:23-24

¡Menuda escena debió de ser ésta! He aquí la primera de una larga serie de historias de Chico conoce chica. De la narración resumida de este encuentro emergen cuatro factores que son esenciales en el matrimonio. El primero es que el matrimonio implica una unidad total. Los dos tienen que ser uno. La primera reacción de Adán, cuando vio a su esposa, fue ver que era una con él. Esto se refuerza cuando dice: y serán una sola carne. No sin razón este reconocimiento de unidad ha llegado a ser una parte de la ceremonia del matrimonio. Como alguien bien dijo, la única palabra por encima de todas que hace funcionar bien un matrimonio es nuestro. Las cosas nos pertenecen. Así, como el Nuevo Testamento señala sabiamente, el hombre que daña a su mujer se está dañando a sí mismo. Puede que no lo sienta directamente, pero, más adelante, el resultado de ello saldrá a relucir en su vida, porque ella realmente está compartiendo una vida con él. Ellos se convierten en una sola carne.

Lo segundo que se muestra aquí es el principio bíblico de liderazgo, que se desarrolla mucho más extensamente en el Nuevo Testamento. Será llamada Mujer, porque del hombre fue tomada. Pablo se extiende en esto en su carta a Timoteo, para señalar que el hombre no fue creado para la mujer, sino la mujer para el hombre. Es el hombre el que es responsable, en última instancia, ante Dios, del carácter de su hogar. Es el hombre quien debe ejercer el liderazgo al determinar la dirección que el hogar debe seguir y debe, por tanto, responder por ese liderazgo ante Dios. La responsabilidad de la mujer es reconocer este liderazgo. Una de las amenazas más serias para el matrimonio hoy es que los hombres están abdicando del rol de liderazgo en el hogar, dejando que la esposa eduque a los hijos. Están rechazando ser padres para sus hijos y maridos para sus mujeres, deseando, más bien, ser hijos de otra madre y tener sus propias necesidades bien servidas.

El tercer factor que se indica aquí que caracteriza un verdadero matrimonio es la permanencia. Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer. Éstas son palabras mayores. El texto hebreo usa la palabra dabag, que significa adherirse firmemente, como con pegamento. En la época de Henry Ford y su modelo T, alguien le preguntó a qué fórmula le debía él el éxito de su matrimonio. Él contesto: A la misma fórmula que para hacer un coche con éxito: limitarse a sólo un modelo. Un marido ha de aferrarse a su esposa. Deja a todas las demás y se adhiere a ella. Sea como sea ella, él ha de sujetarse a ella, permanecer con ella, y ella con él. El matrimonio es algo permanente.

Como siempre, Padre, siento la cualidad inquisitiva de Tu Palabra al exponer ante mí mi debilidad. Pero también pone ante mí grandes posibilidades cuando me someto a la sabiduría reflejada en Tu Palabra. Concédeme ahora un corazón sumiso y una confianza restaurada en Ti. Amén.

Aplicación a la vida

¿He reconocido la intención verdadera de Dios para el matrimonio en los propósitos de Dios de unidad, liderazgo y permanencia?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

La creación de la mujer

Lea el mensaje de Ray