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Devoción del 8 de abril

El sexo en el matrimonio

En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bien es al hombre no tocar mujer. Mas por evitar las fornicaciones, cada uno tenga su mujer, y cada una tenga su marido.

1 Corintios 7:1-2

Los corintios le habían comunicado a Pablo una pregunta importante: En vista de las tentaciones sexuales a las que nos enfrentamos en Corinto, ¿sería quizás mejor hacer un voto de celibato, renunciar al matrimonio de por vida y retirarnos de todo contacto con el sexo opuesto?.

Esa pregunta probablemente surgió de los problemas que algunos estaban teniendo para controlar sus impulsos sexuales. Estaban viviendo en una sociedad orientada al sexo, muy similar a la que tenemos ahora. Estaban expuestos a la tentación en este aspecto a cada paso, igual que pasa hoy, y algunos de ellos estaban diciendo: Bueno, en lugar de luchar todo el tiempo, ¿por qué no olvidar simplemente todo el asunto y alejarnos del sexo opuesto y vivir como monjes?.

Ésta es una actitud que es comúnmente sentida y sostenida. Esto dio lugar al monacato en la Edad Media. La gente se retiró de todo contacto en este aspecto, viendo el sexo en sí mismo como contaminante, sucio y de poco valor. Veían el estado de celibato como un nivel más alto de espiritualidad. Pero no funcionó, ni funcionará nunca. Nunca es intención de Dios que los sexos vivan separadamente. El monacato probó ser un desastre, como siempre lo hace. Usted no puede huir de los impulsos que tiene en su interior, y las Escrituras lo reconocen así.

La respuesta del apóstol es que no hay nada malo en el celibato; está bien ser soltero. Subraya eso desde el principio. No obstante, a causa de la abundancia de tentaciones, es preferible el matrimonio. Algunos creen que eso significa que Pablo tenía una visión muy baja del matrimonio, que era una especie de solución secundaria, pero eso hace que se pierda la idea clave del pasaje.

Es verdad que el apóstol no estaba casado, al menos por ese tiempo, y él se gloriaba en ello. Pero ahora dice que el matrimonio, y el sexo dentro del matrimonio, también está bien. El sexo dentro del matrimonio permite un alivio de las presiones sexuales. No sugiere que uno deba casarse con el fin de liberarse de los impulsos sexuales. Lo que está diciendo es que estar casado te hace libre en ese aspecto. Estar casado ayuda cuando uno vive en una sociedad orientada al sexo. Esto contradice a las afirmaciones de algunos de que el sexo se nos dio sólo para la procreación. Queda claro en una pasaje como éste, donde se urge a las parejas casadas, incluso se les manda, que experimenten el sexo juntos, no sólo de vez en cuando si se desea un hijo. El sexo tiene otra función dentro del matrimonio, que es proporcionarse placer mutuo. El sexo en el matrimonio se nos da para el placer mutuo de los implicados. Dentro de los lazos del matrimonio, el sexo está diseñado para ser un placer exquisito que la pareja casada experimenta tan frecuentemente como mutuamente deseen. Esto es lo que quiere decir Hebreos 13:4, donde dice: Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla.

Padre, gracias por la franqueza con la que Tu Palabra trata estos asuntos. Enséñame la belleza, la gloria y el gozo de la sexualidad. Ayúdame a aprender cómo expresarla de forma que te dé honor y cumpla Tu intención para mí. Amén.

Aplicación a la vida

¿Tengo una visión bíblica sana de la sexualidad? ¿Qué factores de mi vida han contribuido a la manera en que me siento en esta área de mi vida?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

Sex in Marriage

Lea el mensaje de Ray