Clouds Parting Revealing the Heavens

Devoción del 5 de septiembre

La adoración del cielo

Cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. … Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje, lengua, pueblo y nación; nos has hecho para nuestro Dios un reino y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.

Apocalipsis 5:8-10

Ésta es la adoración del cielo. Todos los que están allí entienden el significado de la historia y la solución que es el programa de Dios. Cada uno de estos ancianos tiene un arpa, y copas de incienso, que son las oraciones de los santos. El Cordero inmolado es el centro de su adoración. Qué interesante es que el cielo entienda que nosotros, que somos redimidos, también contribuimos a la obra de la redención. No podemos poner el fundamento (Jesús ya lo ha hecho perfectamente), pero compartimos su aplicación por toda la tierra. Por eso oramos. Cuando usted ora por alguien ante el trono de Dios, está aplicando la obra de la redención a ese corazón humano. Esto debería animarnos grandemente en nuestras oraciones, pues son parte del programa de Dios.

Juan dice que les oyó cantar un cántico nuevo. Es nuevo para ellos porque, como ángeles, nunca han sido redimidos. Han tenido que aprender sobre la redención observando la gracia de Dios aplicada a los pecadores: hombres y mujeres obstinados, rebeldes y desafiantes, que quieren hacer las cosas a su manera y a quienes, sin embargo, Dios llama, perdona, restaura y salva. Éste es el cántico que los ángeles han aprendido de los santos.

¡El motivo de la adoración del cielo es la muerte de Jesús! No es Su enseñanza, Su vida maravillosa de compasión, Sus milagros y prodigios, ni Su poder, sino el derramamiento de Su sangre por los pecadores de toda época. No conozco ningún pensamiento en toda la literatura capaz de derretir más al corazón humano que el concepto de que a nosotros, que merecemos la muerte, se nos da la vida al coste de la vida de Jesús. Esto es lo que motiva el nuevo cántico de la redención. El cántico antiguo es el de la creación, ¡pero el nuevo es el de los redimidos!

Hace cincuenta años en Chicago, en un sábado santo, yo vivía en una diminuta habitación de la Asociación de Jóvenes Cristianos en la Avenida Norte. Estaba levantado antes del amanecer, vistiéndome para acudir a una celebración de la salida del sol en Soldier Field. Mientras me vestía, mi mirada se posó sobre un himnario encima del aparador; lo abrí por el himno Junto a la cruz de Cristo. Leí las palabras del segundo verso:

          Bendita cruz de Cristo, a veces veo en ti
          La misma forma en fiel visión del que sufrió por mí;
          Hoy mi contrito corazón confiesa la verdad
          De tu asombrosa redención y de mi indignidad.

Mi corazón se derritió cuando leí estas palabras. Yo conocía bien mi propia falta de valía. Pero, al pensar en Su amor redentor, sentí como si las paredes de esa habitación se desvanecieran y yo me encontrara con la gran multitud en el cielo cantando la maravilla de la redención: el amor de Dios por la humanidad, manifestado en la cruz. Tal como Juan observa, todo el universo es atrapado en la maravilla de ese amor expiatorio.

Gracias, Señor Jesús, por el precio que pagaste para hacerme libre. Amén.

Aplicación a la vida

¿Ha descubierto por qué debería cantar el nuevo cántico al Cordero?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

El gran avance

Lea el mensaje de Ray