Clouds Parting Revealing the Heavens

Devoción del 13 de septiembre

Las cosas secretas

Vi descender del cielo otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza. Su rostro era como el sol y sus pies como columnas de fuego. Tenía en su mano un librito abierto; puso su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.

Apocalipsis 10:1-4

Hay ciertas pistas que se nos dan que identifican a este ángel como el Ángel del Señor, el cual acompañó a Israel durante su deambular por el desierto. Este gran ángel viene envuelto en una nube. Cuando Israel marchaba por el desierto, iban precedidos por una nube durante el día y seguidos por un pilar de fuego durante la noche. Cuando el tabernáculo fue completado, y más tarde cuando el templo se construyó, esta misma nube bajó y llenó el lugar santísimo. Se llamaba la Shekina, la nube de gloria, una indicación de la presencia de Dios. Inmediatamente tenemos una pista que identifica a este ángel como el mismo Señor Jesús, Dios Hijo, apareciendo como el Ángel de Jehová.

La cara del ángel era como el sol y sus pies como columnas de fuego. Esto nos devuelve al capítulo 1, donde Juan vio la visión de Jesús en medio de las iglesias. Juan nos describe Su cara brillando como el sol y Sus pies como bronce bruñido brillante. Aquí, mientras Juan miraba, vio al Ángel plantar un pie sobre la tierra y el otro sobre el mar, de modo que se puso a horcajadas sobre la tierra. Aquí está el legítimo Dueño de la tierra, de pie como un gran coloso, reclamando la tierra para Sí mismo. La última pista es que rugió como un león. En el capítulo 4, vimos al Cordero inmolado que también es el León de la tribu de Judá. Él ruge triunfante sobre la tierra. Esta escena debió ser de un gran aliento para Juan. También lo es para nosotros, porque vemos que todos estos eventos cósmicos que afectan a la tierra están aún bajo el control firme del Ángel de Dios. Todo lo que sucede lo elabora con Su propio horario.

Al rugido de este Ángel, contestan siete truenos. Juan oyó lo que dijeron y estaba a punto de escribirlo, cuando llegó otra voz y le dijo: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas. Ésta es la única parte del Apocalipsis que permanece sellada. ¿Le gustaría saber lo que dijeron los siete truenos? ¡No se ha revelado! Sólo Juan sabe lo que dijeron los siete truenos. No sé por qué se selló. Juan no nos lo dice, simplemente obedeció a lo que se le dijo. Hay verdades sobre Dios que Él no quiere que las sepamos todavía. No es que no nos las vaya a decir a Su tiempo, sino que todavía no lo hace. Deuteronomio 29:29 nos dice: Las cosas secretas pertenecen a Jehová, nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre. Por eso es por lo que hemos de estudiar cuidadosamente las cosas ya reveladas en la Palabra de Dios.

Te alabo, Señor Jesús, como el legítimo Dueño de toda la tierra, el que ruge triunfante y que está en firme control de todo lo que ocurre. Amén.

Aplicación a la vida

¿Está usted contento con lo que Dios ha revelado, dejando que las cosas secretas que pertenecen al Señor permanezcan ocultas hasta que Él decida revelarlas?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

El final del misterio

Lea el mensaje de Ray