Clouds Parting Revealing the Heavens

Devoción del 26 de septiembre

Un nuevo cielo y una nueva tierra

Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado y el mar ya no existía más. Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo. Y oí una gran voz del cielo, que decía: El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

Apocalipsis 21:1-3

¡Qué palabras tan hermosas! Ellas nos llevan en un círculo completo al comienzo de la Biblia. Génesis 1:1 dice: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Esa creación es la que se llama aquí el primer cielo y la primera tierra. Estos pasarán, pero unos nuevos cielos y una nueva tierra vendrán. Pedro nos dice lo que le pasa a los cielos actuales y a la tierra: Entonces los cielos pasarán con gran estruendo, los elementos ardiendo serán deshechos y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas (2 Pedro 3:10b). Ahora aparecen un nuevo cielo y una nueva tierra, donde Jesús continuará Su reinado por toda la extensión del vasto universo.

Este pasaje sugiere que la Nueva Jerusalén va a ser la capital de un nuevo universo, el cual será grandemente cambiado. No creo que esto signifique que Dios eliminará los cielos y tierra actuales, sino que, en su lugar, los limpiará y modificará. Cuando nos convertimos en cristianos, nos volvemos unas criaturas nuevas en Cristo, pero somos aún las mismas personas, ahora cambiadas y limpias. Del mismo modo los viejos cielos y la vieja tierra serán limpiados.

Se dice que la nueva Jerusalén está ataviada como una esposa hermoseada para su esposo. A todos nos encantan las bodas. ¡El punto álgido es cuando la novia avanza por el pasillo central, preciosamente vestida para su esposo! ¡Todo el mundo olvida al pobrecito que la espera en el altar! Todos los ojos están sobre la novia, porque ella se ha preparado durante semanas para reunirse con su esposo allí. Una novia denota intimidad, y una ciudad nos sugiere comunidad. Así, tenemos aquí una imagen de los redimidos de Dios. A cada uno se le ha dado un cuerpo glorioso dotado de energía ilimitada. Cuando en ese día se presente una oportunidad, usted no dirá, como a menudo decimos ahora: el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil (Mateo 26:41). No, entonces usted será capaz de responder a toda oportunidad con un cuerpo viviente glorificado y renovado. Viviremos en estrecha intimidad, no sólo con el Señor mismo, sino también los unos con los otros. A menudo pienso en esa frase de Juan donde dice: Aún no se ha manifestado lo que hemos de ser (1 Juan 3:2). Yo sigo buscando en el espejo señales de un cambio en mí. Pero, ¿qué es lo que veo? ¡Arrugas! No será así entonces. Tendremos cuerpos de gloria y belleza como el Suyo.

La nueva Jerusalén será el lugar de la morada de Dios. ¿No es maravilloso? El lugar donde Dios vive, en Su pueblo. El cielo, alguien dijo, es el lugar del no más: no más muerte, tristeza, separación, dolor, lágrimas, maldad; ¡no más de todo eso!

Señor, espero con anhelo el cumplimiento de todos mis esperanzas y sueños en un nuevo cielo y una nueva tierra. Ayúdame a vivir para Ti hoy, a la luz de mi esperanza en el mañana. Amén.

Aplicación a la vida

¿Espera usted anhelante el tiempo del no más? ¿Cómo puede cultivar su esperanza en el maravilloso día que está todavía por venir?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

La ciudad de la gloria

Lea el mensaje de Ray