Integridad intachable

Pues no somos como muchos que se benefician falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.

2 Corintios 2:17

La cuarta señal del cristianismo genuino se encuentra aquí. Tiene gran aplicación para los pastores y otros en el ministerio, pero se refiere principalmente a los cristianos comunes y corrientes que han aprendido el secreto del cristianismo auténtico.

Los cristianos no han de ser mercachifles. La palabra significa charlatán, vendedor ambulante. Los cristianos no están para ser vendedores de Dios. Mucho de la predicación y el testimonio cristianos se puede describir así. La gente selecciona ciertas características atractivas de las Escrituras y las usa como argumentos de venta.

La sanación es un buen ejemplo. Es un tema legítimo para estudiarlo y practicarlo, pero cuando se señala y se insiste continuamente en él, especialmente cuando se le vincula a grandes ofrendas y sacrificios, el tema de la sanación puede conducir rápidamente al mercadeo. Pablo dice que el cristianismo auténtico no mercadea con su verdad como un charlatán que vende por las calles.

Nuestra integridad como cristianos auténticos está caracterizada por cuatro cualidades, según este pasaje. Primera: Hablamos con sinceridad. Hemos de ser gente honesta. Debemos estar convencidos de lo que decimos. El mundo admira la sinceridad y siente que es la expresión por excelencia de la firmeza moral, pero, según Pablo, la sinceridad es sólo el comienzo de esta firmeza, lo mínimo esencial que Dios espera de los auténticos cristianos. Lo menos que deberíamos esperar de nosotros mismos como cristianos es que creamos y practiquemos exactamente lo que decimos.

Segunda: Vamos como de parte de Dios. Esto se refiere a nuestro propósito como auténticos cristianos. No hemos de ser soñadores perezosos sin un objetivo concreto a la vista. Hemos sido comisionados como lo son los oficiales del ejército. Se nos ha asignado una tarea concreta y encargos específicos que constituyen nuestro propósito en la vida y en el ministerio. Tenemos un fin a la vista, un objetivo que cumplir, una meta que alcanzar, y no nos limitamos a predicar o testificar como si eso fuera un fin en sí mismo.

Tercera: Hacemos todo esto delante de Dios. Esto indica una actitud de transparencia. Caminar a la vista de otras personas nos permite esconder nuestros pecados tras una fachada, pero caminar delante de Dios requiere una honestidad total con Él y con nosotros mismos, porque no se puede ocultar nada a los ojos de Dios. Una persona que camina a la vista de Dios está más interesada en su realidad interior que en su reputación exterior. Se puede confiar en ella completamente. Incluso es posible creer su hándicap de golf y el tamaño de la trucha que pescó. Si usted puede enseñar a sus jóvenes a vivir delante de Dios, podrá incluso confiar en ellos en el asiento trasero de un auto.

Cuarta: Hablamos en Cristo. ¿Qué cualidad indica esto? ¡Que tenemos autoridad! Pablo lo afirma claramente en 2ª de Corintios 5:20a: Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros. Los embajadores son portavoces autorizados; tienen el poder de actuar y hacer pactos a favor de otros. Los cristianos auténticos no son siervos sin poder. Nosotros decimos palabras y entregamos mensajes que el cielo respalda.

Todas estas cualidades se suman a una integridad intachable. Las personas de sinceridad, propósito, transparencia y autoridad son dignas de total confianza. Su palabra es una garantía, y se puede contar con ellas para salir adelante. Son individuos responsables y leales.

Señor, gracias por estas convincentes palabras de los labios de este gran apóstol. Gracias porque, aunque hayan transcurrido veintiún siglos desde aquellos días, Tú no has cambiado; Tu poder es tan manifiesto y poderoso hoy como siempre fue, y Tú puedes regir esta época tan bien como registe cualquier otra, o cualquier lugar en cualquier tiempo.