Ancient Isaiah Scroll, One of the Seven Dead Sea Scrolls

Devoción del 22 de febrero

El siervo de Dios

Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que escuche como los sabios. Jehová, el Señor, me abrió el oído, y yo no fui rebelde ni me volví atrás. Di mi cuerpo a los heridores y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no aparté mi rostro de injurias y de esputos.

Isaías 50:4-6

Hay dos cosas extraordinarias que son descritas aquí por el siervo. Dice, primero, que Dios le ha enseñado verdad “mañana tras mañana”, porque ha escuchado a su Padre. Acuérdate de cuantas veces Jesús dijo en Su ministerio: “Las cosas que os digo las he oído de mi Padre”. Esto lo declaró una y otra vez. Tenía el oído de un aprendiz. Estudió a fondo las Escrituras. Se vio a Sí mismo en ellas. Entendió cuál sería Su labor. En Su corazón amaneció una revelación de que tendría que sufrir angustia, dolor y rechazo. Pero, como Él dice: "No fui rebelde. Estaba dispuesto a hacerlo. Di mi cuerpo a los heridores y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no aparté mi rostro de injurias y de esputos”.

Nos haría bien acordarnos frecuentemente de los sufrimientos de Jesús, la pura agonía física por la que pasó. Piensa en la Última Cena, cuando dijo: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte” (Marcos 14:34a); las sombras de Getsemaní entre los olivos; Su soledad, Sus oraciones, Su decepción con Sus discípulos; Su sudor ensangrentado, el beso del traidor, el ser atado, el golpe en la cara; los escupitajos, la flagelación, los golpes, las burlas, la corona de espinas, los abofeteos; la vía dolorosa y la pesada cruz que tenía que cargar. Piensa en Su agotamiento, Su colapso, la pérdida de Sus ropas, la perforación con los clavos en la cruz, los abucheos de Sus enemigos y la huida de Sus amigos; las horas en la cruz, la oscuridad, el ser desamparado de Dios, el terrible gemido de angustia: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46, Marcos 15:34). Y entonces el fin: “¡Consumado es!” (Juan 19:30). Todo esto es visto en anticipación por el profeta y fue cumplido en Jesús.

Sería bueno recordar lo que dice el libro de Hebreos: “No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades” (Hebreos 4:15a). Lo ha experimentado todo: “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15b).

Señor Jesús, gracias por ser obediente a Tu Padre. Gracias por padecer tanto para que yo pudiese ser libre.

Aplicación a la vida

El Señor Jesucristo sufrió voluntariamente mayores dimensiones de sufrimiento de lo que nosotros jamás experimentaremos. ¿Estamos alabando a nuestro Sumo Sacerdote, que continúa llevando nuestras cargas e intercediendo por nosotros?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

Behold the Messiah

Lea el mensaje de Ray