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Devoción del 7 de febrero

El secreto de la vida

Si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.

Romanos 5:17

Éste es el secreto de la vida. Así es cómo se tenía intención de que el hombre viviera y así es cómo vivía al principio. Cuando Adán fue creado, era un hombre habitado por el Espíritu de Dios y, por tanto, todo lo que hacía, lo hacía por el poder de Dios. Siempre que Adán plantaba un árbol, o quitaba las malas yerbas del jardín, o recogía matorrales, o ponía nombre a los animales, o lo que fuera que hiciese, lo hacía por la sabiduría y poder de Dios. Todo era hecho por Dios obrando en él. Adán tenía una sensación vivificante de hacer las cosas bien, porque esperaba que Dios, que vivía dentro de él, proveería lo que hacía falta para hacerlo. Eso es el Nuevo Pacto. Pero, cuando Dios le dio la posibilidad de elegir la obediencia, lo cual implicaba que Adán continuara esperando que Dios le proporcionase todo el conocimiento que necesitaba, Adán eligió desobedecer y perdió esa relación. El Espíritu de Dios se retiró de su espíritu humano, y fue arrojado a la condición en la que todos nacemos, la de contar con lo que hay dentro de nosotros para tener éxito.

Esto es básico para el entendimiento de la actividad y los problemas de la vida humana. Tenemos que enseñar a la gente que el problema con ellos es que están contando con los recursos equivocados. Debemos explicarlo con paciencia y ayudar a la gente a reconocer lo carnal (la vieja vida obrando en ellos) y a analizar las diversas situaciones, para ver si están inspirándose en el Antiguo o en el Nuevo Pacto. Nada es más esencial para hacer que la gente funcione correctamente que esto.

La mayoría de nosotros sabe algo acerca de esta vida en el Espíritu. Intentamos vivir de esta manera, pero el problema es que intentamos agarrarnos a ambas opciones. ¿Alguna vez ha notado eso en sus oraciones? ¿Ha llegado alguna vez a Dios y ha dicho: Señor, he solucionado todo esto, quiero que lo bendigas? ¿Qué significa eso? Significa: Todo depende de mí, y quiero que lo hagas funcionar, nada más. Eso es un intento de mezclar lo viejo con lo nuevo, y nunca funcionará. Dios nunca estará de acuerdo con ese proceso. Él simplemente se cruzará de brazos y dirá: Si ésa es la manera en que quieres hacerlo, pues hazlo. Yo miraré. Y Él nos observa hasta que nos caemos de morros. Pero, cuando estamos desalentados, después de descubrir que no funcionó, y clamamos: Señor, ayúdame, Él dice: Aquí estoy. He estado aquí todo el tiempo y estoy dispuesto a obrar a través de ti ahora mismo, mientras dejes de actuar dependiendo de ti mismo.

Esto no significa que las personas se transformen en robots. La elección depende de nosotros, igual que dependió de Adán. El poder de elegir es lo que se da a los hombres, no el poder de hacer. En el momento en que usted elige actuar, algo distinto debe proporcionar poder dentro de usted: bien sea, la vieja y retorcida forma de vida llamada la carne, o bien, la nueva vida que viene del Espíritu y que producirá los frutos del Espíritu. Pero la clave es que usted debe rechazar lo viejo, y entonces podrá elegir lo nuevo. Dios nos permite elegir las opciones y Él obra a través de nosotros. De eso es de lo que trata enteramente este Nuevo Pacto.

Gracias, Señor, por el poder de elegir y por el poder de obrar por medio de Tu Espíritu. Enséñame a creer esa gran verdad.

Aplicación a la vida

¿Cómo puede poner en práctica el acudir a Dios para elegir Su fuerza, y no la nuestra, usando los frutos del Espíritu en lugar de su vieja manera de vivir?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

Authentic Christianity

Lea el mensaje de Ray