Roman Colosseum, Sin’s Tyranny Crumbles Before God's Grace

Devoción del 22 de noviembre

Recibíos los unos a los otros

Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. Os digo que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: “Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles y cantaré a tu nombre”.

Romanos 15:7-9

No sé si alguna vez has estado involucrado en una pelea en la iglesia, pero si así ha sido, sabes que la gente puede ser irascible. La gente se puede molestar mucho, y se pueden formar facciones; ocurren divisiones y contiendas.

Sin embargo nunca he oído de una pelea en la iglesia que fuera peor que las actitudes que los judíos y los gentiles tenían los unos con los otros en los días de Pablo. Los judíos tenían a los gentiles en desprecio; les llamaban perros. No querían tener nada que hacer con ellos. Los judíos incluso lo consideraban pecado ir a casa de un gentil y nunca soñarían de comer con un gentil. Los consideraban con total desprecio. En el libro de Hechos, Pedro se metió en serios problemas con sus amigos judíos porque fue a casa de Cornelio y comió con él. Fue sólo porque Pedro podía demostrar que el Espíritu Santo le había mandado ahí que le fue posible justificar su conducta a sus amigos.

Por supuesto, si los judíos se sentían así sobre los gentiles, los gentiles se sentían de la misma forma. Odiaban a los judíos. Les llamaron todo tipo de nombres. Fue aquí donde nació el antisemitismo moderno. Éstas eran facciones opuestas que se odiaban mutuamente, y no querían tener nada que hacer los unos con los otros.

Sin embargo, Pablo dice que esa clase de división se puede sanar por medio de la obra de Jesús. ¿Cómo lo hizo Jesús? Una traducción más literal del texto es que “vino a ser siervo de la circuncisión”. Lo que el apóstol está discutiendo es que el Señor sanó esta rotura entre los judíos y los gentiles al ceder y limitar su propia libertad. Aquel que diseñó el cuerpo humano, Él mismo consintió al acto de circuncisión. Jesús consintió a eso y se limitó a Sí mismo de esa forma. Se convirtió en un judío circunciso. Aquel que declaró en Su ministerio que todas las comidas eran limpias y, por tanto, dio clara evidencia que entendió la libertad que Dios nos da en el asunto de comer, nunca jamás comió nada que no fuera kosher. Se limitó a Sí mismo a la dieta judía, aunque declaró que todas las comidas eran limpias.

Aquel que estaba sin pecado insistió en bautizarse como un pecador. Vino a Juan, y Juan dijo: “Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú acudes a mí?”. Jesús le respondió: “Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia” (Mateo 3:13-15). Así que, Aquel que no tenía ninguna razón para ser bautizado consintió a ser bautizado. Aquel que deseaba sanar las heridas del mundo dijo que cuando viniera se limitaría a Sí mismo a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

El argumento de Pablo es que los resultados de esa limitación fueron que Jesús acabó con el argumento y con el desprecio entre el judío y el gentil. Alcanzó a ambos, judíos y gentiles, para la gloria de Dios. Si sigues esto, verás que lo que Pablo está diciendo es que en la muerte y resurrección de Jesús, Dios mostró Su fidelidad a los judíos al cumplir las promesas que hizo a los patriarcas, y mostró Su misericordia a los gentiles, salvando a aquellos que estaban sin ninguna promesa. Así que ambos, judío y gentil, se convertirán plenamente en uno, como predicen las Escrituras.

Lo que Pablo está realmente diciendo es: “No necesitáis separaros; no necesitáis dividiros; no necesitáis pelear; no necesitáis demandaros los unos a los otros. Podéis resolver los problemas, y Dios es honrado y glorificado cuando lo hacéis”.

Gracias por este milagro de unidad en Cristo, y pido que sea preservado en el nombre del Señor Jesús.

Aplicación a la vida

El ejemplo de Jesús es la respuesta a “¿Qué es lo que haría Jesús?”. La cruz fue el precio que pagó por nuestra aceptación. ¿Estamos renunciando a nuestros derechos para poder aceptar a otros por amor de Jesús?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

Our Great Example

Lea el mensaje de Ray