Man Pouring Out His Heart to God in Prayer

Devoción del 24 de octubre

Un espíritu dispuesto

Devuélveme el gozo de tu salvación y espíritu noble me sustente.

Salmo 51:12

Hace varios años, cuando me estaba preparando para predicar un sermón acerca de este salmo, recibí una carta anónima de alguien en mi congregación diciendo que era cristiano, pero se había convertido en un grave y continuo fracaso moral. La carta era un esfuerzo por ser honesto y contarme la inquietud en su vida. Yo no sabía si esta persona estaría en el culto el domingo siguiente o no, pero tenía la esperanza de que así fuese.

Decidí referirme a la carta en mi sermón por dos motivos: primero, porque era anónima y podía hacerlo sin traicionar una confidencia, y segundo, porque el problema era de una naturaleza tan seria que yo deseaba poder ayudar a esta persona si podía.

El escritor había reconocido que sabía que la acción estaba mal, pero al final se excusó a sí mismo con la excusa de que Dios no le había concedido aún el poder para alejarse de esta situación, lo cual era engañarse a sí mismo. La verdad es que Dios nos ha dado el poder para renunciar a estas cosas. Pedro afirma con toda claridad: “Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder” (2 Pedro 1:3a). La posesión misma de la vida de Jesucristo en nosotros es el poder que necesitamos para renunciar a las costumbres de pecado. Nadie será libre jamás de la fuerza del mal en su vida hasta que no entienda que Dios ya le ha dado todo lo que se necesita para ser libre, si tan sólo está dispuesto a aceptarlo.

David está también pidiendo ayuda. “Señor, concédeme este espíritu dispuesto”, dice, y Dios se lo concede de inmediato, pero es preciso actuar de inmediato sobre ello. No espere usted tener un sentimiento que le haga pensar que ya ha sido perdonado; no espere recibir un sentimiento de poder. Dios ha declarado que ya le ha concedido el poder. Al creer en Él (y eso es lo que representa la fe), puede usted hacer lo que necesita hacer y lo que Dios quiere que haga.

Esto es lo que sucedió a David y es lo que sucedió al escritor de la carta anónima. Después de haber predicado ese sermón, descubrí que esa persona había estado en el culto, porque después me escribió una segunda carta anónima. Esta vez me contó la manera en que Dios había usado ese mensaje para librarle del poder de la relación pecaminosa que había descrito con anterioridad.

Señor, gracias por darme todo lo que necesito tanto para ser perdonado como para tener poder por medio del Señor Jesús.

Aplicación a la vida

Podemos decidir ser víctimas impotentes de costumbres ruinosas, pero Dios provee una alternativa. ¿Estamos nosotros dispuestos a ser liberados por el poder divino de Cristo?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

How to Handle a Bad Conscience

Lea el mensaje de Ray