Ray of Hope Shining on the Face of a Child

Devoción del 31 de marzo

El Señor de la paz

El mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros. La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía. Así escribo. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

2 Tesalonicenses 3:16-18

La promesa de Dios es que, no importa cuál sea nuestro problema, ¡podemos tener paz al resolverlo! A veces he tenido que decirle a alguien: Me encantará ayudarle, pero tiene otro problema que hay que resolver primero, y es su falta de paz. Usted es un creyente, pero no está en paz, y nunca resolverá el otro problema hasta que aprenda a tener paz.

Cuando se vieron envueltos en tormentas en el Mar de Galilea, Jesús les dijo a los discípulos: No temáis, porque yo estoy con vosotros (ver Mateo 8:24-26). Yo tengo el control, decía. Esta barca no se va a hundir. El Señor del mar está en ella. No tengáis miedo. No voy a detener la tormenta, pero os ayudaré a atravesarla.

El Señor de la paz en persona está con ustedes. Tenemos derecho a tomar de Él una mente y una actitud pacíficas, y recordarnos a nosotros mismos que Él está con nosotros y nos ayudará a resolver esto. Entonces podrá afrontar el problema con una actitud muy diferente.

Para terminar, como hace en muchas de sus cartas, dice: La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía. Así escribo. Al parecer, Pablo tenía problemas de vista. Muchos creen que su espina en la carne (2 Corintios 12:7) era la mala vista. Por eso, cuando escribía cartas, solía dictarlas a uno de los hombres que viajaban con él. Pero cuando llegaba al final de sus cartas, tomaba la pluma y, como nos dice en otro lugar, escribía con letras grandes estas palabras: La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Ésa, dice, es la marca de autenticidad en sus cartas.

Es más que eso. Es también la marca de que estas cartas son la misma Palabra de Dios. El apóstol afirmaba en todas partes que las doctrinas que enseñaba, los hechos que transmitía, los consejos que daba, no eran suyos. Era Dios mismo quien hablaba a través de él. Incluso en aquellos primeros días la gente imitaba eso, escribiendo cartas supuestamente de Pablo y firmándolas con su nombre. Pero cuando escribió con letras grandes las palabras: La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos vosotros, eso, dijo, es la marca de autenticidad; nadie puede imitar esto. Cuando recibes una carta así, dice Pablo, sabes que está escrita por mí.

El apóstol nos ha hecho un llamamiento para que sigamos trabajando, ocupándonos hasta que venga el Señor, afrontando los problemas de la vida, y enfrentándolos todos con el convencimiento de que el mismo Señor de la paz nos dará la paz de todas las maneras y en todo momento. ¡Qué mejor bendición podemos pedir!

Confieso, Señor, que con demasiada frecuencia reacciono a los problemas lleno de preocupación y miedo, perdiéndome por completo Tu paz. Enséñame a rendirme a Ti, Señor de la paz. Gracias porque Tú tienes el control y obrarás para mi bien.

Aplicación a la vida

¿Está buscando frenéticamente una solución a los inevitables problemas de la vida, suponiendo que ENTONCES experimentará la paz de Dios? ¿Podría ser ésta la razón por la que está pasando por esta prueba, para que busque primero al Señor de la paz?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

Is Work a Curse?

Lea el mensaje de Ray