Ray of Hope Shining on the Face of a Child

Devoción del 22 de marzo

La rendición de cuentas

… para dar retribución a los que no conocieron a Dios ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Estos sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron.

2 Tesalonicenses 1:8-10a

Pablo comienza describiendo a los que han oído el evangelio pero lo han rechazado, dando así la espalda a la oferta de gracia. Millones en toda la tierra han escuchado que si entregan sus vidas a Jesús, serán redimidos, pero no lo han hecho. Han dado la espalda y se han alejado una y otra vez. Eso es lo que Pablo está describiendo. Algunos afirman que estos versículos significan que cuando las personas mueren su existencia también termina; se apagan como la luz de una vela y ya no existen. Pero la Escritura nunca lo describe en esos términos; más bien, habla aquí de eterna perdición. La palabra es ruina, la pérdida de todo lo que hace que la vida merezca la pena.

¿Qué cosa tan terrible hay que hacer para merecer tal final? Dar la espalda a la oferta de gracia de Dios es la respuesta de la Escritura. Dios no quiere que nadie perezca, y ha pasado por una terrible agonía para evitar que eso ocurra. Pero por mucho que le disgusten a usted pasajes como éste, lo que se está llevando a cabo es justicia, no crueldad. Es su justa reacción a la traición cósmica del hombre. Dar la espalda a Jesús significa una traición elegida por uno mismo contra el Rey del universo. Lo que han querido los implicados es liberarse de Dios. Todas las cosas de sus vidas han dicho: No quiero que Dios estropee mis planes y me diga lo que tengo que hacer. O el hombre le dice a Dios: Hágase Tu voluntad, o si no, llegará un momento en que Dios le diga al hombre: Que se haga tu voluntad. ¡Lo que quieres es lo que obtienes!.

Pero Pablo habla también del día en que vendrá para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron. Dios no nos glorificará porque hayamos vivido una vida buena y decente. Más bien, nuestra glorificación se basa en nuestra creencia de que Otro hizo algo por nosotros. Él murió en nuestro lugar, y Dios ha honrado Su muerte hasta tal punto que se ofrece a aceptarnos, con nuestro terrible historial de fracasos y derrotas, y nos ofrece una eternidad de deleite y gloria con Él.

Pablo describe la gloria de Jesús que se verá en Su pueblo santo, y cómo hará que la gente se maraville de lo que Dios ha hecho en las vidas humanas. No es Jesús mismo y Su gloria lo que se describe, sino los santos reflejando la gloria de Jesús. Eso hace que todo el universo se maraville. Primera de Juan dice: Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es (1 Juan 3:2). En Romanos, Pablo llama a esto la manifestación de los hijos de Dios (Romanos 8:19b). Cuando se levante el telón de lo que Dios ha estado haciendo con Su pueblo todos estos años, de cómo lo ha estado cambiando, todos verán lo que Dios ha estado logrando.

Padre, gracias por Tu gran amor y Tu oferta de perdón a todos. Úsame para compartir eso con otros en mi vida que no te conocen.

Aplicación a la vida

¿Está orando para que alguien conozca a Jesús? Ore por una oportunidad para compartir el amor de Cristo con ellos esta semana.

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

The Fire next Time

Lea el mensaje de Ray