Una vida fiel

Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprochablemente nos comportamos con vosotros los creyentes. También sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, y os encargábamos que anduvierais como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.

1 Tesalonicenses 2:10-12

El término moderno integridad expresa lo que Pablo describe aquí. La integridad escasea en los círculos cristianos de hoy. Pero escucha a Pablo: Nos comportamos santa, justa e irreprochablemente, dice. Santo significa separado, destinado a un solo propósito. En este sentido, con un solo propósito sería una buena traducción. Además, él era justo ante los demás. Se comportaba irreprochablemente, resistiéndose a cosas que pudieran ser malinterpretadas o que tendieran a inducir a error. En Corintios, escribió que si ofendía por beber vino o comer carne, no volvería a tocar ninguna de las dos cosas (1 Corintios 8:13). Era recto en su comportamiento público. Por último, era irreprochable a sus propios ojos. La intachabilidad en las Escrituras nunca significa impecabilidad. Pablo no se consideraba libre de pecado. Lo que quiere decir es que él es honesto. Se ha enfrentado a su pecado. Consciente de él, lo juzga y hace algo al respecto. Dios sabe lo que pasa en su interior, así que Pablo es estrictamente honesto consigo mismo, no se engaña, sino que confiesa su error, y por eso es irreprochable.

Desde esa base de una vida personal fiel, el apóstol hace tres cosas por los tesalonicenses: Los exhorta, los anima y los reta. La exhortación suele adoptar la forma de una reprimenda. Cuando miro hacia atrás, cuando mis hijas estaban creciendo, hubo momentos en los que tuve que sentarme con ellas y decirles: Van a tener problemas. Si siguen por el camino que están recorriendo ahora, van a hacerse daño a ustedes mismas y a su familia. Van a destruir cosas de valor en sus vidas.

Un padre tiene que hacer eso. A veces, también un pastor. Y usted también, si quiere ministrar a las necesidades de alguien. Pero junto con eso, debe haber ánimo y desafío. El estímulo dice: Lo estás haciendo mejor. Puedo ver cambios. Lo vas a lograr. Estoy contigo. Sigue adelante. Alentar es señalar los valores positivos de las cosas. Y luego está el desafío, decirles: Estás hecho para cosas mejores. No tienes por qué vivir así. Tienes ante ti grandes posibilidades. Dios te está guiando, te está llamando y te está instando a que las aproveche.

Eso es lo que hace Pablo aquí, señalando que es Dios quien nos llama a Su propio reino y gloria. Estos son sin duda los tiempos que ponen a prueba las almas de los hombres. Nos enfrentamos a tiempos de gran peligro y crisis. Pero también son tiempos de grandes posibilidades. ¡Qué desafío vivir hoy como vivió Pablo!

Señor, ayúdame a ser una persona íntegra, que exhorta, anima y reta a los demás desde el fundamento de una vida fiel.