Christians Gathered and Sharing Theirs Lives Together

Devoción del 11 de enero

Para que vosotros seais enriquecidos

… para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos.

2 Corintios 8:9c

El dar encuentra su significado sólo cuando los demás se enriquecen por ello. Dar nunca se dirige hacia adentro; siempre va hacia fuera. Nunca es para nuestro beneficio, ni siquiera remota o indirectamente. Su propósito es el enriquecimiento de otros. A veces damos a nuestra familia, a nuestros hijos o a nuestros parientes, y creemos que hemos dado. Pero, cuando damos a nuestra familia, sólo estamos dando a una extensión de nosotros mismos. Compartimos la misma vida; realmente sólo nos estamos dando a nosotros mismos. Hacer eso está muy bien. El Nuevo Testamento deja claro que aquel que no cuida de su propia casa ha negado la fe y es peor que un infiel, pero ¡no lo llama dar! El verdadero dar se dirige a los otros, preferiblemente a aquellos que no tienen nada que ver con nosotros en absoluto, incluso a aquellos que no se merecen nada.

Eso es lo que hizo Jesús. Cuando nosotros eramos enemigos, Cristo murió por nosotros. En los días de la revolución americana, vivía en Pensilvania un pastor bautista llamado Peter Miller que era amigo de George Washington. En esa misma ciudad vivía otro hombre llamado Michael Whitman, quien era un bribón impío que hacía todo lo que estaba a su alcance para oponerse al trabajo del pastor. En una ocasión, Michael Whitman estuvo envuelto en un acto de traición contra el gobierno de los Estados Unidos. Fue arrestado y llevado a Filadelfia, a más de cien kilómetros, para comparecer ante el general Washington. Cuando Peter Miller se enteró de que este hombre iba a ser enjuiciado a vida o muerte ante el general Washington, caminó los más de cien kilómetros hasta Filadelfia para rogar por su vida. Fue admitido a la presencia del general Washington, y, cuando entró, comenzó a rogar por la vida de Michael Whitman. Washington oyó toda su historia y luego dijo: No, Peter, no puedo concederte la vida de tu amigo. Peter dijo: ¡Mi amigo! ¡Mi amigo! Este hombre no es mi amigo; ¡él es el peor enemigo que tengo!. Washington dijo: ¡Cómo! ¿Quieres decir que has caminado cien kilómetros por el polvo de la carretera y bajo el calor, para rogar por la vida de tu enemigo? Bueno, eso pone el asunto bajo una luz diferente. Te concederé entonces la vida de tu enemigo. Peter Miller puso su brazo alrededor de los hombros de Whitman y lo sacó de la sombra de la muerte, de vuelta a su hogar, no siendo ya enemigo, sino amigo.

Eso es lo que el Señor Jesús ha hecho por nosotros. ¡Cuando eramos enemigos, Cristo murió por nosotros! Lo hizo para que fuéramos espiritualmente ricos. Ésta es la manera en que la vida de Jesucristo se hace visible en este tiempo. Cuando los cristianos reproducen el ministerio de autoentrega de Jesucristo, volcándose a sí mismos a favor de los otros, esos otros ven el glorioso milagro del amor que se da a sí mismo, que transforma la vida. Él nos ha hecho ricos para que, de esas riquezas en Cristo, podamos derramar sobre los demás lo que nos ha sido dado a nosotros.

Gracias, Padre, por las riquezas que tengo en Cristo. Que yo aprenda a derramar sobre los demás lo que se me dio a mí.

Aplicación a la vida

¿Quiénes necesitan verle mostrar la misericordia y la gracia que se autosacrifica por ellos?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

That You Might Be Rich

Lea el mensaje de Ray