Joyous People Breaking Bread Together in Fellowship

Devoción del 24 de agosto

El fin supremo

… hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error; sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.

Efesios 4:13-15

Aquí encontramos la gran declaración de Pablo sobre el fin y la meta de toda la extensa estrategia de Dios para la raza humana. Dos veces en este pasaje, el apóstol nos da el objetivo último de la vida de fe. Es la vara de medir por la cual podemos juzgar nuestro progreso como cristianos. En el versículo 13, dice que es llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Y, en el versículo 15, nos urge a que crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.

Es importante darse cuenta de que el propósito supremo de la iglesia no es la evangelización del mundo. La gran comisión es frecuentemente sostenida como la meta y el empeño supremo de la iglesia y, ciertamente, es una tarea esencial. Jesús claramente nos ha enviado a predicar el evangelio a toda criatura. Pero, la gran comisión no es la meta final de Dios. Romanos 8:29 nos dice que el plan definitivo de Dios para nosotros es que seamos hechos conformes a la imagen de su Hijo. La evangelización es un medio de llevar a la gente a una relación con Dios, de modo que la meta final de Dios para ellos —la semejanza con Cristo— pueda ser lograda en sus vidas.

Tampoco dice Pablo nada aquí sobre conseguir la paz mundial y la justicia universal. Ni dice que la iglesia en última instancia traerá el reinado de los mil años. Podemos muy bien creer en la gran visión de los profetas de que llegará un día en que reinará la paz sobre la tierra y los hombres convertirán sus espadas en arados y no harán más la guerra. Un día la justicia prevalecerá por toda la tierra, y todos los titulares de hoy sobre injusticias, tragedias, guerras, masacres, terrorismo, crimen, racismo y odio serán olvidados. Pero, ése no es el propósito final de la existencia de la iglesia.

La meta dominante de Dios es producir hombres y mujeres que muestren las cualidades del carácter de Jesucristo. Dios no quiere una iglesia llena de santos con túnicas blancas. Ni quiere una iglesia llena de autoridades teológicas o clérigos eruditos. ¡Él quiere una iglesia llena de hombres y mujeres corrientes que ejemplifiquen la integridad extraordinaria, el temperamento, la plenitud, la compasión, la personalidad, la osadía, la justicia, la honestidad, el amor, el perdón, la generosidad y la fidelidad de Jesucristo!

Señor, recuérdanos Tu meta principal: hacernos personas que se parezcan y actúen como Jesús.

Aplicación a la vida

Evalúe su comprensión del propósito primordial de la iglesia. ¿Concuerda con estos versos de Efesios?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

Ch 11: The Goal Is Maturity

Lea el mensaje de Ray