Clouds Parting Revealing the Heavens

Devoción del 25 de julio

Promesa a los victoriosos

Vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Al vencedor yo lo haré columna en el templo de mi Dios y nunca más saldrá de allí. Escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, con mi Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Apocalipsis 3:11-13

Una vez más tenemos una renovación de la maravillosa promesa de Jesús: Vengo pronto. Jesús ha estado describiendo un tiempo en que vendrá la más grande prueba que la tierra haya conocido jamás, la gran tribulación. Es en relación con este evento que Jesús está diciendo que viene pronto. Conforme el mundo se acerca a esa turbulencia climática final, deberíamos oír de nuevo Su promesa de que viene pronto.

En relación con esa promesa, Su mensaje es: Retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. A medida que los tiempos se vuelven más difíciles para los cristianos, la hostilidad aumenta, y el mundo se vuelve más y más secular, debemos tener cuidado de no rendirnos para seguir la corriente de las actitudes y ambiciones mundanas. No debemos permitir que el deseo de estatus, prestigio, fama, una hermosa casa y las cosas que el mundo ansía, se conviertan en el centro de nuestro pensamiento. Retened lo que tenéis, dice Jesús, porque existe el peligro de que alguien pueda tomar vuestra corona. Eso no es una referencia a la posible pérdida de la salvación. De lo que habla es de la oportunidad de servicio en las edades eternas. Esa es la recompensa que se ofrece, la oportunidad para un servicio incluso mayor.

Hay dos promesas que se dan a los victoriosos. Primera, Jesús dice: Lo haré columna en el templo de mi Dios y nunca más saldrá de allí. Una columna es un símbolo de fuerza y permanencia. Nuestro Señor está prometiendo a aquellos que retengan lo que tienen una posición de fuerza y permanencia en la vida venidera.

Segunda, Jesús dice que se escribirán tres nombres sobre los victoriosos. El primero es: el nombre de mi Dios. Esto es una promesa de que los creyentes se divinizarán. Si usted está madurando como cristiano, cada año debería ser más paciente, compasivo, comprensivo con los demás y maduro en sus juicios. Segundo, Jesús dice: … y el nombre de la ciudad de mi Dios. El Apocalipsis da una descripción vívida de la Nueva Jerusalén bajando del cielo como una novia adornada para su esposo. Eso es una imagen de intimidad amorosa: alguien cautivado por la belleza y bondad del otro y su anhelo por estar con él o ella. Aquellos que permanecen firmes en medio de un mundo podrido conocerán la intimidad del amor de un esposo por su novia. Por último, Jesús dice: … y mi nombre nuevo. Cuando el trabajo de redención de nuestro Señor esté acabado, Él tendrá un nombre nuevo, pero es un nombre que ningún hombre conoce (Apocalipsis 19:12). Jesús es el nombre redentor de nuestro Señor. Significa Yahvé salva. Pero cuando el trabajo de redención esté acabado, cuando todos nosotros estemos en el hogar de gloria con Él, a Jesús se le dará un nuevo trabajo que hacer. Nadie sabe cuál será, ¡pero a la iglesia se le promete una participación en esas nuevas y vastas labores! En los nuevos cielos y la nueva tierra ya no hará falta redención, pero se dará un nuevo papel a nuestro Señor, y la iglesia está llamada a participar en ese nuevo trabajo.

Padre, estoy tan agradecido por la gloriosa esperanza de los nuevos cielos y la nueva tierra. Ayúdame a retener lo que tengo para que nadie tome mi corona. Amén.

Aplicación a la vida

Cuando el Señor dice: "retén lo que tienes", ¿qué le viene a la mente que tiene que retener?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

La pequeña iglesia que lo intentó

Lea el mensaje de Ray