Plant Budding Through a Crack in the Concete of Adversity

Devoción del 25 de noviembre

Maridos y esposas

Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas.

Colosenses 3:18-19

Esta palabra sujetas es probablemente la palabra más odiada entre las mujeres hoy día, pero su significado ha sido gravemente distorsionado. Quizá lo primero que hay que decir sobre la sumisión es que ésta no anula la igualdad. Todo el mundo debe someterse a otros. En Efesios, Pablo dice que los cristianos han de someterse unos a otros. La más impresionante manifestación de verdadera sumisión se ve en nuestro Señor sometiéndose al Padre. Jesús no encontró nada reprochable en someterse al Padre; Él lo hizo con gusto. Fue voluntario por Su parte. De ningún modo lo consideró como una amenaza a la igualdad que sabía que existía entre Él y el Padre. La sumisión no significa desigualdad. Literalmente significa póngase bajo, sitúese por debajo de alguien, para un propósito bueno y adecuado. Es una acción totalmente voluntaria.

Pablo dice que las mujeres sujetas a sus maridos es algo conveniente. Es adecuado; está bien. Hay un orden de autoridad en todo el mundo de Dios. El Padre lo observa. El Hijo lo observa. Todo en la naturaleza lo observa. Si la esposa no apoya y sostiene a su marido, y así reconoce su rol de liderazgo, hay caos en el hogar. Así que el mensaje del apóstol a la esposa es: Sujétese a su marido. Sígalo, no en cosas que estén mal según su conciencia, sino muéstrese respaldando a su marido en todo lo que esté bien.

Esto está dirigido a las esposas. ¡No es responsabilidad del marido hacer que su esposa se someta! Después del servicio de esta mañana un hombre me dijo: Abrí mi Biblia el otro día, y la primera cosa que vi fue este verso: ꞌCasadas, estad sujetas a vuestros maridosꞌ. Yo le dije: Pero eso no está dirigido a usted. Eso es algo que Pablo le dice a su esposa que haga. Es el segundo verso el que Dios le dirige a usted. El papel del marido en el matrimonio está contenido en las palabras de Pablo: amad a vuestras mujeres. La palabra que se emplea es agapao. Esa es la palabra de Dios para amar: honrar, valorar, respetar, guardar, proteger y tener deleite en la esposa. Esto es algo en lo que un marido ha de trabajar y planear, no sólo el día de San Valentín o en los aniversarios de boda, sino a lo largo del año también.

Los maridos también deben desechar la aspereza en la relación con sus esposas. Eso pertenece a la vieja naturaleza. Los maridos no deben ser caústicos, amargos, rencorosos o sarcásticos con sus mujeres. Estas cosas son especialmente hirientes para las mujeres. Lord Byron decía: El amor es una parte de la vida del hombre y es la entera existencia de una mujer. Las mujeres están hechas de manera diferente a los hombres. Usted puede ser cortante con un amigo, y él se encogerá de hombros y no se molestará. Pero si usted hace eso con su esposa, la herirá profundamente. Así que, deseche estos rasgos de criticismo y sarcasmo. Pertenecen a la vida vieja.

Gracias por el regalo del matrimonio, Padre. Enséñame a amar a los demás del mismo modo en que Tú me has amado incondicionalmente.

Aplicación a la vida

En el matrimonio, ¿cómo puede crecer en el rol que se le ha dado como marido o mujer? Si no está casado, ore por algún matrimonio cercano.

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

Living Christianly

Lea el mensaje de Ray