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Devoción del 14 de marzo

El clamor por la unidad

Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación.

Efesios 4:4

Este versículo define la naturaleza de la unidad cristiana. No es una unidad que se pueda producir, sino una unidad que ya existe. Estos no son artículos de acuerdo teológico, sino que son aspectos de experiencia mutua. Éstas son cosas que se producen en nosotros, no siendo nosotros los responsables de producirlas. Todas ellas son inmediatamente experimentadas por todos aquellos que están en Cristo. Por lo tanto, la manera de crear la unidad es sencillamente traer a las personas a Cristo, y la unidad del Espíritu se producirá en estas personas por medio del Espíritu.

Al aplicar esta gran verdad hay ciertas cosas que resultan evidentes: para empezar, no podemos clasificar a los cristianos por organizaciones. No podemos decir que todas las personas que pertenecen, por ejemplo, a la iglesia bautista son cristianas pero que todas aquellas que son católicas no lo son. El Espíritu de Dios salta siempre por encima de los límites humanos. La unidad del Espíritu se encontrará en personas pertenecientes a muchos grupos diferentes. Encontraremos cristianos por todas partes, y es nuestra responsabilidad mantener la unidad del Espíritu mediante los lazos de la paz con cristianos dondequiera que los encontremos.

Una segunda conclusión sugiere que aquellos que han participado en esta unidad del Espíritu no pueden de ninguna manera participar en un esfuerzo evangelístico con las personas que niegan esta unidad fundamental. ¿Por qué no? Porque nuestras acciones las determinan nuestras creencias. Existen creencias fundamentales que marcan la dirección de nuestra vida. Cuando una persona ha aceptado éstas, y otra no lo ha hecho, se encuentra ante dos direcciones fundamentalmente contrarias. Es imposible que una persona cabalgue sobre dos caballos que van en direcciones contrarias, y el intentarlo daría como resultado una tensión tremenda sobre la anatomía. Es por este motivo que les fue ordenado a los israelitas no poner un yugo entre un buey y un asno. ¿Por qué no? Para empezar, porque van a diferentes velocidades, son de dos tamaños diferentes y sencillamente rozarían constantemente el uno contra el otro. Sería una crueldad a ambos el intentar unirlos. Ésta es la manera que tiene Dios de enseñarnos, de manera simbólica, que existen diferencias fundamentales de caminar y de dirección, de manera que dos no pueden caminar juntos a menos que estén de acuerdo.

Existe una tercera aplicación práctica sobre esto. Los esfuerzos realizados por los cristianos no deben ir dirigidos a crear la unidad, sino a mantener la paz en el cuerpo. Es así como lo explica Pablo: “procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (v. 3). Es importante que los cristianos no estén peleándose, discutiendo y luchando los unos contra los otros. Una iglesia que actúe de este modo es un cuerpo totalmente inefectivo en su comunidad. Es importante que cuando se reúnan los cristianos reconozcan que han sido llamados a entenderse los unos a los otros, a perdonarse los unos a los otros, a ser amables, sensibles, no guardando rencor; que sean capaces de perdonar; que no estén amargados ni resentidos, odiándose los unos a los otros. Es ahí donde se introduce el Espíritu cuando está entre nosotros, eliminando las rencillas de larga duración, los resentimientos arraigados y las amargas hostilidades que han mantenido los unos en contra de los otros. Es preciso que cumplamos lo que el apóstol nos dice que debemos hacer, manteniendo la unidad del Espíritu.

Padre, deseo que Tu Espíritu escudriñe mi corazón en lo que se refiere a mi actitud respecto a otras personas. Te doy gracias que no es parte de mi llamamiento producir una unión de cristianos, sino más bien descubrir esa unidad que sólo puede producir el Espíritu Santo.

Aplicación a la vida

¿Nos hemos dado cuenta de que no cae en nosotros la responsibilidad de producir la unidad, sino descubrir la unidad producido por el Espíritu? ¿Hay evidencia en nosotros de la paz, el amor y la vida de Cristo?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

El clamor por la unidad

Lea el mensaje de Ray