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Devoción del 9 de marzo

No siendo ya extranjeros

Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.

Efesios 2:19-20

Pablo dice que aquellos de nosotros que hemos venido a Cristo ya no somos extranjeros ni forasteros. Para empezar, somos “conciudadanos de los santos”. Ha entrado usted en un nuevo reino. Ha cambiado su ciudadanía y se encuentra ahora bajo otra autoridad. Nosotros damos por sentado los derechos de la ciudadanía norteamericana, de tal manera que casi nos hemos olvidado del hecho de que nos encontramos bajo autoridad. El gobierno tiene ciertos poderes sobre nosotros. Nos encontramos bajo autoridad, que es la primera característica de la ciudadanía.

Pero lo que hace que nos regocijemos en nuestra ciudadanía es que disfrutamos de ciertos privilegios. Cuando yo viajo al extranjero me alegra siempre ser un ciudadano americano debido a que puedo disfrutar la protección que otras personas no tienen. En el reino de Dios tiene usted la protección de un Rey. Hay poder a su disposición, el poder de la resurrección, la clase de poder que obra mucho más allá de la manera de pensar y de los planes humanos, y Dios le invita a usted a pedirle Su ayuda respecto a ese recurso siempre que lo necesite usted.

En segundo lugar, somos “miembros de la familia de Dios”. Éste es un avance acerca del primer punto. Somos miembros de la propia familia íntima de Dios. Un hijo siempre es de categoría superior a cualquier embajador, gobernador o secretario. Una biografía de Abraham Lincoln contaba un incidente cuando el presidente estaba con gabinete en una reunión de importancia crucial. Estaban en la sala del gabinete cuando alguien llamó a la puerta. Allí estaba Willy, el hijo de diez años del presidente, que quería ver a su padre. Lincoln dejó a todos los miembros del gabinete para ver qué era lo que quería Willy. Willy era superior a todos los allí reunidos. Ésta es la gran verdad que está intentando explicar Pablo para nuestros corazones, que hace que tengamos acceso al Padre, que es el Rey y tiene una enorme autoridad y poder en los asuntos del mundo.

En tercer lugar, Pablo continúa hablando acerca de una relación más íntima: Usted ha sido edificado “sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”. Es posible que esto dé la impresión de ser en cierto modo menos importante. Después de todo, un edificio es un objeto un tanto frío e impersonal en comparación con la relación de una familia. Pero de hecho el apóstol se está acercando aun más, refiriéndose a una relación íntima, porque está enfatizando la intimidad de los miembros de la misma habitación de Dios, los unos con los otros y con el Señor.

Es posible para los miembros de una familia encontrarse dispersos por la tierra. Pero en la estructura del edificio, ninguna separación de las piedras que forman los muros es posible. Si se separasen las piedras, el edificio se derrumbaría, de modo que el apóstol nos está mostrando una relación más íntima.

Padre, ayúdame a recordar que en los tiempos de dificultad tengo el privilegio y los recursos que muchos no han reclamado jamás. Ayúdame a vivir en la plenitud de Tu provisión que Tú tienes para mí, no como un siervo, sino como un hijo del Dios viviente.

Aplicación a la vida

La ciudadanía implica privilegio. ¿Cuáles son los privilegios únicos y los recursos que se encuentran a disposición de las personas que son ciudadanos del reino de Dios y miembros de Su familia?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

La tercera raza

Lea el mensaje de Ray