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Devoción del 8 de marzo

Él es nuestra paz

Él es nuestra paz.

Efesios 2:14a

Ésta no es una mera doctrina. Si está usted teniendo un conflicto con alguna persona, ésta es la manera de conseguir tener paz: “Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno”. Pablo empieza con una definición de lo que es exactamente la paz. La verdadera paz es la unidad. No es sencillamente el hecho de que cese la hostilidad, la ausencia de conflictos; significa ser uno. Todo lo demás es superficial, temporal y totalmente insatisfactorio. Usted sabe que esto es cierto. Usted ha hecho las paces por medio de términos superficiales y ha descubierto que es sólo algo externo. Si usted se limita a estar de acuerdo en no luchar, eso no es paz, e invariablemente da como resultado un nuevo enfrentamiento, poniéndose de nuevo de manifiesto la anterior animosidad. Éste es el motivo por el cual lo que llamamos paz entre las naciones nunca dura, porque no es realmente paz. No representa de ninguna manera la unidad. Es tan sólo una manifestación del agotamiento que es el resultado de esa lucha o guerra, el acuerdo para ponerle fin durante un tiempo hasta que todos podamos recuperarnos y volver a armarnos, y entonces empieza otra vez la guerra, porque nunca ha quedado nada acordado.

Pero aquí el apóstol nos habla acerca del secreto de la paz. El secreto de la unidad es una Persona: “Él es nuestra paz”. Y cuando el Señor Jesucristo hace la paz, ya sea entre personas o entre naciones, la paz es algo satisfactorio, permanente y será una paz genuina. Lo que Pablo está diciendo es que para vivir en paz es preciso que tenga usted paz. El problema con la mayoría de nosotros es que queremos empezar por acabar sólo con los resultados del conflicto. Dios no empieza nunca ahí; comienza con la persona. Dice que la paz es una Persona, y a fin de que pueda usted vivir en paz con otra persona, es preciso que viva usted en paz con la Persona de Cristo. Si tiene usted Su paz, entonces podrá empezar a resolver el conflicto a su alrededor. Pero usted no puede hacerlo nunca sobre ninguna otra base, de manera que el lugar donde empezar, el origen de la paz, es resolviendo cualquier problema que pueda existir entre usted y Jesucristo.

Son muchas las personas que acuden a mí con diferentes problemas que tienen que ver con conflictos. Normalmente están molestas, turbadas, desanimadas o enojadas. Me cuentan todas las cosas tan terribles que ha hecho la otra persona y todos los motivos por los que se justifica que se sientan tan enojadas. Yo escucho todo lo que me dicen y a continuación les digo: “Sí, es verdad que tiene usted un problema, pero ése no es su único problema. En realidad usted tiene dos problemas, y el que no ha mencionado para nada es el problema con el que debe comenzar”. A continuación les hago darse cuenta de que su problema básico es que ellas mismas no tienen paz. Se sienten molestas, furiosas y emocionalmente afligidas, de modo que todo lo que hacen se ve influido por su estado emocional, de manera que les resulta imposible resolver el problema hasta que ellas mismas no tengan paz.

Pero ésta es la promesa que ha hecho Dios a los cristianos: Él es nuestra paz, y una vez que ha cambiado la actitud de estas personas, una vez que su corazón deja de estar inquieto, una vez que han dejado el asunto en manos del Señor y se dan cuenta de que Él está actuando al respecto, que Él tiene la solución, su corazón podrá estar en paz, y entonces podrán empezar a entender lo que está sucediendo y podrán aplicar algunos remedios inteligentes a la situación que acabará por resolver el problema. Existe un profundo discernimiento psicológico en el hecho de que el apóstol empieza con la declaración de que Cristo es nuestra paz y sólo Él puede lograrla.

Padre, te doy gracias por poder tener acceso a Ti. Ayúdame a creer en el mensaje de paz y de esa manera poder disfrutar el gozo y la paz de la vida contigo.

Aplicación a la vida

La paz es la ausencia de la guerra, pero ¿qué es la verdadera paz? ¿Cuál es el resultado inevitable de la paz que se siente basándose en las condiciones externas? ¿Dónde encontramos la verdadera paz y la unidad?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

El Príncipe de paz

Lea el mensaje de Ray