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Devoción del 16 de mayo

¡Confrontación!

Entonces llamaron a los apóstoles y, después de azotarlos, les ordenaron que no hablaran en el nombre de Jesús; y los pusieron en libertad. Ellos salieron de la presencia del Concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todos los días, en el Templo y por las casas, incesantemente, enseñaban y predicaban a Jesucristo.

Hechos 5:40b-42

Me encanta eso. No pararon. Se consideraron afortunados de sufrir deshonor por Su nombre. Parece que a los cristianos les toma mucho tiempo enfrentarse a la simple declaración de las Escrituras de que, cuando fueron llamados a ser cristianos, fueron llamados a sufrir. Como dijo Pablo en su carta a los filipenses: “A vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él” (Filipenses 1:29). Estamos llamados a esto. El sufrir es una parte integral de la experiencia cristiana. No es algo que sea inusual o reservado tan sólo para unos pocos; es para todos. Pedro escribió: “Amados, no os sorprendáis del fuego de la prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciera” (1 Pedro 4:12). No pienses que es extraño. Uno pasa por problemas, dificultades, angustias, decepciones, ostracismos y la frialdad de otros, todo por causa de “el Nombre”. No pienses que esto es extraño. Es a eso a lo que somos llamados.

En un mundo que es manejado por ilusiones, gobernado por engaños, y es una víctima de mentiras y maliciosamente malvadas falsedades, ¿qué más podemos esperar si estamos a favor de la verdad? La gente a veces pensará que somos extraños. La gente pensará que reaccionamos de forma rara. Habrá una cierta cantidad de frialdad, incluso entre aquellos que son, de muchas otras maneras, amistosos con nosotros. Pensarán que somos un poco raros. Pero son ellos los que son raros; somos nosotros los que somos normales. Cuando una persona normal vive en un mundo lleno de excéntricos, piensan que esa persona es rara. Pero ése es el sufrimiento al que es llamada. Como los discípulos, deberíamos darle gracias a Dios y regocijarnos en ello. Jesús dijo eso, ¿no es cierto? “Bienaventurados seréis cuando por mi causa os insulten, os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos… pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes de vosotros” (Mateo 5:11-12).

La iglesia, entonces, no se está retorciendo las manos y diciendo: “¡Oh, qué cosa tan terrible! ¡Se nos están oponiendo! ¡Qué cosa más espantosa!”. ¡No! Regocíjate, como lo hicieron estos cristianos primitivos. Cuéntalo como un honor que hayas sido llamado a sufrir un poco a causa de Su nombre. Ponte en pie y hazte oír.

Padre, ayúdame a entender que somos la sal de la tierra, somos la luz del mundo, y debemos comenzar a actuar de esa forma otra vez.

Aplicación a la vida

Cuando “la verdad ha caído en las plazas públicas”, ¿estamos preparados para cumplir nuestro llamamiento a hablar por la verdad? ¿Resistimos las fuerzas de la maldad por el nombre de Cristo, en Su sabiduría y con Su verdad?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

Confrontation!

Lea el mensaje de Ray