Men Praying at the Wailing Wall, Rebuilding God's City Jerusalem

Devoción del 2 de agosto

El lugar donde comenzar

Cuando oí estas palabras me senté y lloré, hice duelo por algunos días, ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

Nehemías 1:4

Es evidente que Nehemías tiene un profundo sentimiento de preocupación personal. Está dispuesto a enfrentarse con los hechos, a llorar por ellos y a contárselo a Dios, que es siempre el lugar donde empezar. No hay nada superficial en esto. Hay una canción popular que dice: “No te preocupes, sé feliz”. Pero esto es un remedio poco apropiado para una herida profunda. Lo que se necesita es enfrentarse honestamente con la ruina, sea la que fuere, sin echar culpas o intentar involucrar a otros, contándoselo todo a Dios, que siempre tiene los brazos abiertos ante un espíritu quebrantado y un corazón contrito.

Siga usted el ejemplo de la oración de Nehemías. Para empezar, reconoció el carácter de Dios. La ruina que le preocupa a usted profundamente puede que no sea siempre personalmente suya. Se siente usted como Nehemías y usted quiere llorar y lamentarse y hablarle a Dios sobre ello. Ese es siempre el lugar donde empezar, porque Dios es un Dios que responde y presta atención a las oraciones de Su pueblo.

La segunda cosa que hizo Nehemías fue arrepentirse de todos los pecados personales y corporativos. Esta era una manera honesta de enfrentarse con su propia culpa. Fíjese usted en la falta total de fariseísmo. Nehemías no dijo: “Señor, estoy pensando en esos terribles pecadores en Jerusalén. Ten misericordia de ellos porque han participado en acciones que están mal”. No, se puso a sí mismo en esta situación, diciendo: “Señor, confieso ante ti mis pecados y los pecados de los de la casa de mi padre”. No hizo ningún esfuerzo por culpar a otros de esto, sino que reconoció sencillamente el mal.

En tercer lugar, Nehemías recordó a Dios Sus promesas de gracia. En el libro de Deuteronomio 28 a 30, Moisés hace un resumen profético de toda la historia de Israel. Dijo que ellos desobedecieron a Dios, por lo que fueron dispersados entre las naciones y acabaron en el exilio. Pero si estaban dispuestos a regresar y a reconocer el mal que habían hecho, Dios les traería de regreso a la tierra. Nehemías recordó a Dios esa promesa de Su gracia.

La cuarta cosa que hizo Nehemías fue solicitar una ayuda concreta para comenzar el proceso. No iba a resultar fácil, pero sabía lo que tenía que hacer. Iba a requerir tener autoridad de la autoridad suprema en todo el imperio, cosa que no era fácil de conseguir. Pero Nehemías creía que Dios le ayudaría, de manera que empezó a orar y a pedir gracia y fortaleza para seguir los pasos necesarios para empezar la recuperación.

Padre, te doy gracias por este libro tan maravillosamente práctico, que nos ofrece un principio seguro para la recuperación y para ser útiles. Ayúdame a empezar donde lo hizo Nehemías, contándote a Ti toda la historia y empezando de esa manera el proceso de recuperación.

Aplicación a la vida

¿Estamos nosotros experimentando el poder sanador de un arrepentimiento contrito? ¿Reconocemos nosotros los efectos de nuestros pecados en las vidas de otras personas?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

No te desesperes - comienza a reconstruir

Lea el mensaje de Ray