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Devoción del 28 de febrero

¿Cuál es la diferencia?

Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación y vana es también vuestra fe.

1 Corintios 15:14

Si Jesús se levantó de la muerte, y hay uno que ha vuelto y nos ha contado lo que hay más allá; si Jesús rompió las ataduras de la muerte y salió de la tumba en esa primera mañana de resurrección; y si toda esa sencilla historia, contada sin artificio alguno en las Escrituras, es verdad; si realmente ocurrió, entonces, ¿qué significado tiene?

El significado más obvio es que Jesús está todavía vivo. Todavía está aquí, disponible aún, este Hombre esplendoroso, que vivió de tal manera que cautivó a la gente de Su tiempo y los conmovió hasta lo más profundo por Su forma de vivir y las cosas que dijo e hizo, por la compasión de Su corazón y la honestidad de Su vida, que desenmascaraba al religioso hipócrita ante los ojos de la multitud, que no toleraba la falsedad ni la mentira, sino que siempre era tierno y afectuoso y compasivo hacia los que estaban atados por su propia culpabilidad y los problemas de su propia maldad. Si Jesús resucitó de la muerte, está todavía aquí, está aquí disponible. Todavía puede estar con nosotros del mismo modo. Las promesas que pronunció son válidas aún. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar (Mateo 11:28). Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8:12b). La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo (Juan 14:27).

Esto significa que la liberación de la culpabilidad y el poder de vencer nuestros fallos y nuestra debilidad están todavía disponibles para los hombres. Y ésta ha sido la buena noticia durante veinte siglos: que viniendo a Jesucristo, hombres y mujeres encuentran la capacidad de elevarse sobre este mal atrincherado dentro de nosotros. Y aunque no lo hagamos perfectamente y a veces recaigamos en el mal —pues nadie ha sido aún un modelo perfecto al hacer esto, excepto Jesús—, sin embargo, la sanación comienza a tener lugar. Ocurren cambios, y la vida es diferente. Si empezamos a vivir en el poder de la resurrección de Jesús, en ese hecho el cual Dios ha establecido como base de la vida, aprenderemos a vivir en el mundo, justo en medio de él, hasta el fondo —no retirados, ni aislados, no en una experiencia monástica—, sino justo en medio de todo, pero sobre una base diferente, abasteciéndonos de Su perdón cada día para recuperarnos de nuestro fracaso y ser otra vez aceptados en Su presencia; abasteciéndonos de Su fuerza, con la cual afrontar las exigencias que la vida nos trae, de modo que nunca seamos pillados de repente, desprovistos de recursos adecuados con los que responder; abasteciéndonos de Su amor, la gracia de un Señor resucitado que nos conoce, nos entiende, y nos asiste en nuestra debilidad y fracaso, y que nos levanta de nuevo y nos lleva, ¡no lejos del conflicto, sino justo a través de él!

Gracias, Jesús, porque estás vivo y aquí conmigo, justo en medio de la vida, y porque puedo obtener Tu perdón, sabiendo que soy aceptado en Tu presencia.

Aplicación a la vida

Practique el agradecimiento a Jesús por Su presencia viva y Su poder en sus circunstancias de hoy. ¿Cuándo y dónde necesita usted más recordar esta verdad?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

What Difference Does it Make?

Lea el mensaje de Ray