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Devoción del 29 de enero

Caminando con Dios

Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. Después que engendró a Matusalén, caminó Enoc con Dios trescientos años, y engendró hijos e hijas. Así, todos los días de Enoc fueron trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque lo llevó Dios.

Génesis 5:21-24

Dos veces se recoge de Enoc una cosa sumamente importante acerca de él: que caminaba con Dios. Pero también se recoge que él no siempre caminaba con Dios. Durante los primeros 65 años, su vida no fue diferente de las de los que le rodeaban, y luego, de repente ocurrió un cambio. Se dio una circunstancia que le hizo dar media vuelta. Y durante los siguientes 300 años está escrito de él, como supremo valor de su vida, que caminaba con Dios. Esto no significa en absoluto que Dios se le apareciera de algún modo, o que él le viese de alguna manera visible, o que daba paseos con esa personalidad encarnada. Simplemente significa exactamente lo que queremos decir hoy cuando decimos de alguien: Qué persona tan devota; anda con Dios.

Significaba que Enoc iba en la misma dirección que Dios va. Cuando usted camina con alguien debe ir en la misma dirección. ¿En qué dirección va Dios? Dios siempre se mueve, sin dudarlo, en la dirección contraria al pecado, contra el mal en la vida humana. Esto es porque el hecho más profundo acerca de Dios es que es un Dios de amor. Su amor, como un fuego ardiente, está continuamente echando llamaradas contra cualquier cosa que destruya, brutalice, dañe y explote a la humanidad que Él ama. Si caminamos con Dios, caminaremos siempre contra estas cosas, contra este impulso de independencia, este principio destructor de rebelión contra la dependencia continua de Dios. Ésa es la dirección en la que Dios se mueve en la historia humana.

Cuando se dice de Enoc que caminaba, también significa que mantenía el paso con Dios. Porque, después de todo, eso es lo que es un paseo, una serie de pasos. Usted no puede caminar dando un paso hoy y otro dentro de seis meses, y luego otro seis meses más tarde. Eso no es caminar. Un paseo es una serie de pasos dados uno tras otro. Todos sabemos lo que significa dar un paso hacia Dios. Pero eso no es un paseo. Un paseo es una serie de pasos dados día tras día, tras día, tras día, con Dios. Por tanto, cualquier movimiento con Dios es una vida continua de actividad para Dios. Es asumir cualquier responsabilidad que se nos presenta, o al menos tanta como podamos. Es moverse para satisfacer necesidades que están justo delante de nosotros.

Es más, para Enoc significaba que había un acuerdo con Dios. Estar de acuerdo con la dirección divina de Dios a lo largo de la historia es una cosa, pero caminar significa caminar en sintonía con otro, con un acuerdo total sobre ese paso en particular. No había controversia entre Enoc y Dios. No es que Enoc no estuviera de acuerdo con el esquema general del movimiento de Dios, sino que, en realidad, le costaba dar el paso siguiente. Caminar con Dios significaba el derrumbe total de toda rebeldía contra Su voluntad y el cese de cualquier resistencia a lo que pensaba que Dios quería que hiciera ese mismo día. Manteníendo el paso.

Caminar es exactamente la actividad a la que estamos llamados en el Nuevo Testamento. Caminad como hijos de la luz, decía Pablo. Caminad como dignos de Dios, andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Esto es precisamente lo que estamos llamados a hacer.

Padre, el deseo de mi corazón es caminar contigo. Enséñame a guardar el paso contigo.

Aplicación a la vida

Evalúe su camino con Dios actualmente. ¿Está usted en sintonía con Él, o está eligiendo obedecer sólo cuando está de acuerdo con Su dirección?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

Enoch

Lea el mensaje de Ray