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Nuevo Testamento

1 Timoteo: El compendio del pastor

Autor: Ray C. Stedman


Si bien Segunda de Timoteo representa la última palabra que tenemos escrita por el apóstol Pablo, Primera de Timoteo fue escrita unos años antes, probablemente inmediatamente después de que el apóstol fuese encarcelado por primera vez en Roma. Cuando fue puesto en libertad, dirigió esta epístola al joven al que había ganado para Cristo unos años antes, mientras estaba predicando en Listra, ciudad natal de Timoteo. Es muy posible que Timoteo no tuviese entonces más de dieciséis años. Él acompañó a Pablo en su segundo viaje, siendo un fiel ministro e hijo en la fe del apóstol durante el resto de su vida.

Esta es una de las tres "epístolas pastorales" del Nuevo Testamento, epístolas que fueron escritas desde el punto de vista de un pastor. Primera y Segunda de Timoteo son dos de ellas, y Tito es la tercera. En estas epístolas encontramos palabras muy íntimas del apóstol, dirigidas a estos jóvenes que le acompañaban con frecuencia en sus viajes. He pensado en muchas ocasiones y he tenido la sospecha de que algunos de los jóvenes que estuvieron con Pablo fueron con anterioridad miembros de la guardia real del emperador Nerón. En la carta a los filipenses, Pablo nos dice que el evangelio estaba llegando a la guardia de palacio y que muchos estaban siendo traídos a Cristo.

Pero esta epístola en concreto fue dirigida a Timoteo, que para entonces había servido con el apóstol como hijo en el evangelio durante varios años. Posiblemente tuviese cerca de treinta años o unos pocos más, y el apóstol le había enviado a Éfeso, ese gran centro comercial y lugar de recreo en las orillas del Mediterráneo en Asia Menor.

Ambas epístolas a Timoteo reflejan algo más que la simple relación de padre e hijo; aunque hay algunos comentarios íntimos en ellas, a pesar de ello, cada una de ellas comienza con estas palabras:

Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza. (1 Timoteo 1:1)

Pablo encuentra necesario, incluso al escribir a su propio hijo en la fe, recordarle que es un apóstol. No me cabe duda alguna de que Timoteo no necesitaba que se le recordase, porque conocía perfectamente lo que era Pablo, pero es posible que el apóstol supiese que estas epístolas tendrían un ámbito de lectores más amplio que solo Timoteo. Sus epístolas anteriores habían circulado frecuentemente entre las iglesias.

Es, pues, con la autoridad de un apóstol que Pablo empieza estas dos epístolas, y lo que tiene que decir tiene significado y autoridad en todas las iglesias de la cristiandad. Al reconocer este hecho, debemos interpretar estas palabras como palabras que poseen la misma clase de autoridad que tienen para nosotros el resto de sus epístolas.

Los apóstoles eran hombres que tenían un ministerio muy particular y único. De vez en cuando, alguien se refiere a Pablo con menosprecio, y hasta los cristianos dicen algunas veces: "La verdad es que Pablo escribió algunas cosas que no podemos considerar autoritativas. No era más que un soltero empedernido, y lo que dijo acerca de las mujeres no es realmente significativo". Pero esto es realmente negar el oficio apostólico y rechazar la autoridad que el Señor Jesús había conferido a sus apóstoles. Esta es la señal del apóstol: que ellos recibieron la comisión del mismo Señor y les fue encomendada la labor de hablar con autoridad sobre los diferentes aspectos de la doctrina o la práctica, fuesen los que fuesen.

Esta primera epístola tiene que ver con el ministerio de la iglesia misma, su carácter y su naturaleza, así como su función en el mundo. La segunda epístola gira alrededor del mensaje que tiene que transmitir; el gran tema es el evangelio y la relación de Timoteo con dicho evangelio.

En esta primera epístola se entremezclan dos temas. El primero que examinaremos se encuentra en el capítulo tres, en el que el apóstol dice:

Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que, si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y defensa de la verdad. (1 Timoteo 3:14-15)

Ahora bien, cuando habla acerca del comportamiento en la iglesia, se está refiriendo a la iglesia no como un edificio, sino como personas. Una de las grandes debilidades de la actual vida evangélica es que, en gran medida, aún seguimos considerando la iglesia como un edificio, pero la iglesia son las personas, no los edificios. Y la preocupación del apóstol al escribir al joven Timoteo era que supiese cómo comportarse en el ministerio y en las relaciones del cuerpo de Cristo, la iglesia del Dios vivo.

El segundo tema se encuentra en el primer capítulo, donde se nos dice:

El propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, de buena conciencia y fe no fingida. (1 Timoteo 1:5)

Esto es más personal. Si bien el primer tema tiene que ver con la iglesia y su ministerio, el segundo es acerca de la relación personal con el mundo y con Dios. Como dice el apóstol, debe ser "el amor nacido de corazón limpio, de una buena conciencia y fe no fingida".

Ahora bien, en el aspecto de la experiencia en sí, comenzamos con la última de ellas: la fe no fingida. Así es cómo llegamos a la vida cristiana, creyendo en la Palabra de Dios y poniendo en práctica la fe en lo que dice, lo cual hará que tenga usted una buena conciencia, como consecuencia de obedecer la Palabra. Esta es la señal de todo cristiano: el obedecer aquello en lo que creemos.

Al mismo tiempo y como resultado, tendremos un corazón puro, de hecho, un corazón que se ha purificado. Ninguno de nosotros tiene un corazón puro desde el momento en que nacemos, sino que necesitamos ser limpiados y purificados por el lavamiento de la Palabra de Dios y la sangre de Cristo, que nos limpia, pero si deseamos tener una buena conciencia acerca de nuestra fe, el resultado será un corazón puro, y de ese corazón puro fluirá una fuente de amor incesante.

La epístola misma se divide en dos partes principales: el primer capítulo y los cinco últimos. En la primera división, encontramos los antecedentes del encargo que Pablo hace a su hijo Timoteo. Recuerde usted que Timoteo se encontraba en Éfeso, una ciudad dedicada principalmente a la adoración de la diosa pagana Diana (llamada también Artemisa), la diosa del amor del mundo griego. Era la labor de Timoteo atender a las necesidades de la iglesia que se oponía a aquella idolatría ciega y a la superstición pagana de aquella ciudad oscurecida e idólatra, una labor realmente formidable.

Por lo que lo primero que enfatiza Pablo es que es preciso que Timoteo se oponga a la falsa enseñanza. Esto indica que, para entonces, la iglesia había empezado a verse infiltrada por falsos maestros; la iglesia primitiva tenía su parte de herejes, al igual que sucede con la iglesia actual, y a Timoteo se le advierte en contra de ellos. Pablo le dice: "Quédate en Éfeso,

... para que mandaras a algunos que no enseñen diferente doctrina ni presten atención a fábulas e genealogías interminables (que acarrean discusiones más bien que edificación de Dios, que es por fe)... " (1 Timoteo 1:3-4)

A continuación Pablo dice que una de las cosas que está causando problemas en la iglesia es el hecho de que no ha entendido bien la ley. Había aquellos que intentaban regir la conducta de las personas imponiendo rígidas normas que tenían que obedecer al pie de la letra, sin la menor comprensión acerca del control de la vida y la gracia del Señor Jesucristo que habitaba en su interior, lo cual era hacer un uso equivocado de la ley.

Nos dice que la ley tiene un propósito muy concreto (y, por cierto, este es uno de los mejores pasajes que conozco para contrarrestar la teoría popular según la cual es perfectamente correcto hacer caso omiso de la ley y oponernos a ciertas normas o negarlas en el nombre de Dios). Pablo dice que la ley ha sido dada "para los transgresores y desobientes" (1 Timoteo 1:9b), y nos ofrece una lista de ellos: "para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros... (1 Timoteo 1:9c-10a), etc. Pero si ha venido usted a Cristo y siente en su corazón el deseo de complacerle, no necesita la ley para evitar hacer el mal; ¡el amor lo conseguirá! Solo que no olvide que el amor ha sido interpretado por la ley y solo entendemos lo que es el amor cuando lo vemos descrito según los términos de la ley: no cometerás adulterio, no matarás, no robarás; estás cosas describen de qué modo actúa el amor.

A continuación, el segundo motivo que tiene Pablo para aconsejar a Timoteo es su propia experiencia de la gracia. Pablo no olvidó nunca que había sido un blasfemo y que había insultado a Cristo, pero Dios le salió al camino, le perdonó, le libró, y de vez en cuando Pablo irrumpe en un pasaje lírico, como un manantial de agua que no se puede detener, expresando su amor, su emoción y su gratitud por la obra que ha hecho Dios en su vida.

El resto de la epístola la dedica concretamente al encargo que tiene el apóstol para su joven hijo en la fe, que consiste en cinco elementos. Primero, hay ciertas instrucciones sobre cómo realizar la adoración pública, diferenciando entre las actividades de los hombres y las de las mujeres. Los hombres, dice, deben dirigir en la oración, orando a favor de los reyes y de los que tienen puestos de autoridad, a fin de que podamos vivir en paz y en santidad. Luego habla acerca de las mujeres, y si esto lo leemos de una manera un poco diferente, entenderemos lo que está diciendo el apóstol:

Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. Asimismo, que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, [orando] con pudor y modestia... (1 Timoteo 2:8-9a)

El pensamiento del apóstol es que las mujeres tienen derecho de participar en el ministerio y orar en público, de la misma manera que los hombres, aunque hay algunos que han interpretado este pasaje equivocadamente, pero sí es cierto que más adelante incluye una restricción:

La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. No permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. (1 Timoteo 2:11-12)

En la congregación, la idea es que las mujeres no deben enseñar a los hombres con autoridad. No deben tener la última palabra en esa iglesia, en lo que se refiere a la doctrina o la enseñanza. El apóstol no lo permitía, y da dos motivos de por qué. Para empezar, dice: "pues, Adán fue formado primero, luego Eva" (1 Timoteo 2:13). En segundo lugar: "y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión" (1 Timoteo 2:14). Es interesante fijarse en que el pecado cometido por Eva fue principalmente el de intentar llegar a una conclusión teológica aparte del consejo de su marido. Pero el apóstol muestra después que las mujeres tienen un ministerio maravilloso, en un versículo que ha sido un tanto confundido en la traducción y que se ha mal interpretado grandemente:

Pero se salvará engendrando hijos, si permanece en fe, amor y santificación, con modestia. (1 Timoteo 2:15)

¿Qué es lo que quiere decir esto? ¿Que las mujeres se salvarán teniendo hijos? Debo confesar que he luchado durante mucho tiempo con este pasaje. Hay tres interpretaciones principales sobre él, y yo he defendido cada una de ellas durante un tiempo u otro, pero ¡ahora opino que todas están equivocadas! Creo sinceramente que tenemos una clave con respecto al significado de este controvertido pasaje en el cuarto capítulo, donde el apóstol dice al joven Timoteo:

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen. (1 Timoteo 4:16)

¿Qué es lo que quiere decir aquí con eso de "salvarse"? Timoteo ya era salvo; hacía muchos años que era cristiano, y no hay duda de que otras personas no se salvarían por el mero hecho de que Timoteo obedeciese a la verdad. Entonces ¿qué es lo que quiere decir? Tenemos una solución al darnos cuenta de que está usando la palabra "salvación" en un sentido diferente al que normalmente la usa, y aparece en varios pasajes de las Escrituras de esta manera. Salvación quiere decir la solución a un problema. La palabra también se usa en este sentido en Filipenses, donde dice: "... ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor [hallad la solución a los problemas con los que os enfrentáis con temor y temblor], porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Filipenses 2:12b-13). De modo que el significado de que la mujer "se salve" es en el sentido de que su deseo de participar en el ministerio, de la resolución de problemas, se realice teniendo hijos, si estos hijos continúan en fe, amor y santidad, con modestia.

Ahora el apóstol enumera los requisitos que han de cumplir los dirigentes de iglesia, que pertenecen a dos categorías principales: los obispos (ancianos) y los diáconos. Los diáconos o diaconisas son aquellas personas que realizan una labor especial dentro de la iglesia, como pueda ser el enseñar en la escuela dominical. Los que representan a la iglesia en cualquier ministerio, de cara al exterior, también son diáconos. Y comienza por decir tres cosas acerca de los ancianos.

Tienen que ser "intachables", a fin de que nadie les censure o les deje a un lado. Pablo mismo habla acerca de la posibilidad de su propia vida al decir: "sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado" (1 Corintios 9:27).

Segundo, deben ser puros, es decir, deben ser hombres capaces de reconocer la diferencia entre el bien y el mal, y que sepan cómo aplicar la Palabra de manera que produzca justicia. Pablo menciona esta cualidad de la pureza con el propósito de evitar el orgullo. El gran riesgo que se corre al usar a una persona que no es madura es que se enorgullezca, cayendo de ese modo en la trampa del demonio, porque el orgullo es siempre una trampa. En tercer lugar, estos hombres debían tener una buena reputación, para evitar el escándalo público que haría que todo el ministerio de la iglesia quedase en deshonra.

A los diáconos se les da un trato bastante parecido, pero añade una instrucción principal respecto a ellos, que sean dignos de someterse a prueba, es decir, que se les dé un trabajo que hacer como prueba. Si lo hacen bien, entonces se les reconocerán como hombres y mujeres en los que se puede confiar y encomendar responsabilidad en el trabajo de la iglesia.

La importancia de esta recomendación muestra que todo está relacionado con el hecho de que la iglesia está unida al misterio de Cristo, que es la figura más importante de todo el universo, y todo está relacionado con Él. Pablo usa un himno del primer siglo para explicar lo que quiere decir:

Dios fue manifestado en carne,
justificado en el Espíritu,
visto de los ángeles,
predicado a los gentiles,
creído en el mundo,
recibido arriba en gloria. (1 Timoteo 3:16)

Por eso es por lo que es tan importante esta recomendación, ya que es preciso tomarse muy en serio estas palabras, puesto que nos unen con Aquel que es el centro del universo.

Pablo expone, de modo un tanto apropiado, en el capítulo cuatro, el tema de la apostasía. Quiero aclarar que los apóstatas y los herejes son diferentes. Un hereje es un cristiano, uno que acepta y conoce básicamente al Señor Jesucristo, aunque tiende a estar equivocado en un aspecto muy concreto de la doctrina, pero un apóstata no ha sido nunca un cristiano, aunque diga que lo es. Como nos dice Juan en su primera epístola: "Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros... " (1 Juan 2:19a).

El Señor Jesús nos ha hablado acerca del sembrador que salió a sembrar la buena semilla del reino y acerca del enemigo que sembraba cizaña en su camino. Jesús dijo que ambas crecerían juntas hasta el momento de la cosecha, por lo que no nos libraremos nunca de los apóstatas en la iglesia. Las actitudes apóstatas surgen por escuchar a las doctrinas de los demonios, de los espíritus engañosos, no solamente por causa de las ideas retorcidas de los hombres, sino por causa de ideas deliberadamente engañosas, introducidas por los espíritus del mal que intentan que las personas se aparten del camino.

En los próximos versículos, Pablo dice que hasta que su apostasía sea realmente muy, muy evidente, Timoteo no debe excomulgarles. Lo primero que debe hacer es informar a la comunidad acerca de la verdad. En segundo lugar, debe darles ejemplo mediante su propia vida personal, y, en tercer lugar, debe enseñarles las Escrituras:

Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía... (1 Tim. 4:13-14a)

Esa es la garantía contra la apostasía: informar a la congregación acerca de los peligros, dar ejemplo y enseñar las Escrituras.

En el capítulo cinco, se exponen ciertos problemas concretos de la iglesia, incluyendo cómo tratar a los más jóvenes y a los más ancianos de la iglesia, aconsejando a las mujeres acerca de diferentes asuntos prácticos. A continuación aborda el problema oficial de cómo resolver los cargos en contra de los ancianos. Y finalmente, menciona ciertos problemas personales con los que el mismo Timoteo se encontraría. El capítulo seis trata el tema de los problemas sociales con una palabra, primeramente, a los oprimidos y degradados: a los esclavos. Este es un pasaje sumamente instructivo, que nos ayudará a responder a algunas preguntas que se nos hacen por todas partes acerca de cómo aconsejar a los que han sido degradados y privados de ciertos derechos humanos. Pablo dirige esto a los esclavos cristianos, recordándoles que el anhelo de adquirir cosas materiales puede convertirse en un auténtico peligro para la vida espiritual.

A continuación, en un pasaje brillante y maravilloso, exhorta a Timoteo a andar honesta y firmemente ante los ojos de Dios hasta el día en que el mismo Señor Jesús le llame al hogar y, finalmente, habiendo empezado con los pobres, concluye dirigiendo una palabra a los ricos, a los cultos, hablándoles acerca de sus responsabilidades cristianas. Son ricos, les dice, porque han sido bendecidos por Dios con el propósito de ayudar a otros, no con el fin de satisfacer sus propios deseos. Pablo les dice que tienen una responsabilidad: "que sean ricos en buenas obras, dadivosos y generosos. De este modo atesorán para sí buen fundamento para el futuro, y alcanzarán la vida eterna" (1 Timoteo 6:18b-19).

Al concluir, Pablo hace una advertencia a Timoteo acerca de aquellos que depositan su confianza en el conocimiento humano:

Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. (1 Timoteo 6:20-21)

¡Qué epístola tan actual! ¡Habla tan a fondo y se aplica perfectamente a nuestros tiempos como se aplicaba a aquella época! ¡Ojalá que Dios nos conceda que lo entendamos y vivamos conforme a ello!

Oración

Padre nuestro, concédenos que nos tomemos en serio estas palabras de aquel lejano primer siglo. Te damos gracias, Señor, que han sido inspiradas por el Espíritu Santo y también han sido diseñadas para nuestros días. Concédenos que nos saturemos del consejo sabio, para que también nosotros sepamos cómo comportarnos en la iglesia de Dios, que es la columna y la base de la verdad. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.