Clouds Parting Revealing the Heavens

Devoción del 28 de julio

La era de Laodicea

Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo.

Apocalipsis 3:17

Hay una gran diferencia entre tú dices y tú eres. Nuestro Señor señala esta diferencia. Éste que habla es el Testigo fiel y verdadero, el que dice toda la verdad, incluso cuando duele. Esta iglesia de Laodicea era engreída, autosuficiente y satisfecha de sí misma. Tenían dinero de sobra. Quizá tenían edificios hermosos, predicadores talentosos, música estupenda y el respeto de la comunidad. Ellos pensaban que les iba muy bien. Pero cuando Jesús les mira, dice: eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo. ¿Por qué hay tanta diferencia entre los dos puntos de vista? Es porque estaban siendo medidos con dos medidas diferentes.

Yo podría preguntarle: ¿Qué temperatura hace hoy?, y usted miraría al termómetro y diría: Hace 32 grados sobre cero. Pero yo podría consultar otro termómetro y decir: No, está equivocado. Son cero grados. La verdad es que los dos tendríamos razón, porque un termómetro mediría en grados Fahrenheit y el otro en grados centígrados. Cero en grados centígrados es 32 en Fahrenheit. Si ustedes usan dos formas de medir diferentes, nunca podrán ponerse de acuerdo sobre cuál es la verdadera temperatura. Esto es lo que está ocurriendo aquí. Estaban siendo medidos con dos escalas diferentes. Laodicea estaba usando la medida del mundo. Era agradable, confortable, aprobada por la comunidad de los alrededores, y ellos pensaban que lo estaban haciendo bien. Pero Jesús está usando la medida de lo que Él pretendía que fuera esta iglesia.

Jesús nos dice llanamente cómo ha de ser Su iglesia. Tiene que ser sal. Él dijo: Pero si la sal pierde su sabor… no sirve más para nada (Mateo 5:13b). Una iglesia que es sal debe ser salada. Debe esparcirse por toda la zona, sazonando todo lo que toca. Esta iglesia ha de funcionar, no sólo cuando se reúne los domingos, sino también fuera, donde la gente esté durante la semana. Es decir, donde haya que contar las buenas noticias y ser sal, aderezando la vida con un sabor diferente que no está en consonancia con las costumbres malvadas y tozudas del mundo, sino que elige caminar en la verdad, la justicia, el amor y la honradez.

Laodicea es muy similar a la iglesia del siglo 21. Se caracteriza por el fenómeno de que los miembros son los que imponen lo que hay que enseñar. En Laodicea es donde la gente le dice al pastor lo que ha de predicar. Hubo un tiempo en que la iglesia enseñaba que la vida natural, con la que nacimos, era algo que tenía que ser crucificado. Jesús mismo lo dijo: Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame (Mateo 16:24). Pero vivimos en unos días en que las iglesias están promoviendo la naturaleza humana abiertamente, diciendo que deberíamos descubrir sus posibilidades. Hace tiempo la infalibilidad de las Escrituras era el fundamento firme de todas las iglesias evangélicas, pero ahora las iglesias que se llaman a sí mismas evangélicas están negando la infalibilidad de la Palabra. Hace tiempo había ansia dentro de la iglesia por evangelizar a los perdidos, pero en muchas iglesias ahora se nos dice que Dios es demasiado amoroso como para condenar a alguien. Esta es verdaderamente la era de Laodicea.

Señor, me has llamado a ser sal del mundo, pero confieso que muy a menudo prefiero ser como todos. Ayúdame a no perder mi salinidad. Amén.

Aplicación a la vida

¿Con qué patrón de medida mide usted su estado espiritual?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

La iglesia pobre y rica

Lea el mensaje de Ray