Clouds Parting Revealing the Heavens

Devoción del 30 de julio

Una oferta generosa

Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete. Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.

Apocalipsis 3:19-20

Éste es uno de los más hermosos pasajes de las Escrituras, la más generosa oferta que nuestro Señor hace a los individuos de la iglesia de Laodicea, para que cambien. Nuestro Señor está sencillamente diciendo a esta iglesia, a pesar de su terrible debilidad y fracaso: Te amo, y porque te amo es por lo que te reprendo y disciplino. ¿Le recuerda eso al modo en que su padre le trataba? ¿Le tomó alguna vez aparte y le disciplinó por algo y le dijo al hacerlo: Estoy haciendo esto sólo porque te quiero? Y usted se iba diciendo: ¡Ojalá no me quisieras tanto!. Pero Jesús habla con aspereza porque ama a esta iglesia y les ofrece una maravillosa salida.

El verso 20 es una de las más espléndidas explicaciones en la Biblia de cómo llegar a ser cristiano. Yo lo he usado cientos de veces y he visto que funciona. Consta de tres partes sencillas: Primera, despierta una sensación de que Cristo está fuera de su vida y que toca a la puerta de su corazón, deseando entrar. Eso ocurre cuando usted siente que su vida no es lo que usted quiere que sea. Se siente vacío y molesto consigo mismo. Usted oye las buenas noticias en canciones y palabras sobre Jesús, la clase de Señor que es y lo que puede hacer. Nota la llamada de Cristo y quiere que entre. Empieza a darse cuenta de su necesidad y siente que Él le ofrece entrar en su vida. Ese es el paso número uno.

Ahora bien, el paso número dos es muy importante. Usted debe abrir la puerta. Él no la abrirá. Él no va a imponerle Su presencia. Nunca fuerza a nadie a salvarse. Él le ofrece la salvación. En todas partes de las Escrituras Jesús se ofrece a Sí mismo a la gente, y se aflige por el hecho de que esa gente no recibe Su oferta. Así que se ofrece aquí, por si usted abre la puerta. Usted debe invitarle a entrar. Debe decirle: Entra, Señor Jesús. Entra en mi vida. Sé mi Señor y Salvador. Libérame de mis pecados.

Entonces, el tercer paso está muy claro: ¡Entrará! Él así lo dice. Usted no tiene que sentir que entra. No dice que le dará el sentimiento de que está ahí, aunque ciertamente eso vendrá con el tiempo, sino que dice: Si abres la puerta, entraré y me quedaré contigo. Cenaremos juntos y estaremos juntos. Es una hermosa imagen de que morará permanentemente en usted. Y se mudará para vivir con usted.

Debe de haber algunos leyendo esto que nunca han abierto sus corazónes a Cristo. Si usted le da la espalda a Su llamada, permanecerá perdido, y, al final, si nunca se arrepiente, entrará en la eternidad perdido para siempre. Pero nuestro Señor dice que si abre la puerta y dice en su corazón: Señor Jesús, entra en mi vida y libérame, cambiame, sálvame; te recibo, Señor, entonces Él entrará. Juan promete en su evangelio: Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:13).

Señor Jesús, abro la puerta de mi corazón y te pido que entres y seas mi Salvador y Señor. Gracias porque eres fiel para hacer todo lo que has prometido. Amén.

Aplicación a la vida

¿Hay alguien en su vida con quien pueda compartir estas buenas noticias que cambian vidas?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

La iglesia pobre y rica

Lea el mensaje de Ray