Joyous People Breaking Bread Together in Fellowship
Devociones diarias

La vida del cuerpo

De la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. Tenemos, pues, diferentes dones, según la gracia que nos es dada. (Romanos 12:4-6a)

La iglesia es un organismo vivo; la mano se mueve cuando el cerebro lo decide. Así también los miembros del cuerpo espiritual de Jesús reciben dirección de Él como nuestra Cabeza. Jesús da a cada miembro dones y talentos, haciéndose vivo dentro de Su iglesia. Él equipa a Su pueblo para que se amen unos a otros y sirvan en unidad a Su reino. Esto es la vida del cuerpo.

  1:  Dos iglesias Mateo 13:24-30
  2:  La estrategia divina Efesios 4:1-3
  3:  Para alabanza de su gloria Efesioss 1:7-14
  4:  Anunciad sus virtudes 1 Pedro 2:9-10
  5:  Amor firme Juan 13:31-35
  6:  Igualdad 2 Corintios 8:7-15
  7:  Manteniendo la unidad Efesios 4:3-6
  8:  La unidad genuina Efesioss 4:4-6
  9:  El resto de la historia Hechos 1:1-5
10: ¡Tienes un don! Efesios 4:7-8
11: Dones, ministerios y actividades 1 Corintios 12:4-6
12: Descubre tus dones 1 Corintios 12:7-13
13: No hay nadie como tú 1 Corintios 12:14-31
14: Cómo funciona el cuerpo Efesios 4:11
15: Equipando a los santos Efesios 4:12
16: Según el poder Efesios 3:14-21
17: El trabajo del ministerio Lucas 4:14-19
18: El año agradable del Señor Lucas 4:18-21
19: Unos a otros 1 Juan 3:11
20: La ley de Cristo Gálatas 6:1-5
21: Confesión mutua Santiago 5:13-18
22: "Verdadeando" en amor Efesios 4:15
23: Dilo a la iglesia Mateo 18:15-17
24: El fin supremo Efesios 4:13-15
25: Evaluando la madurez 1 Juan 2:12-14
26: Juntos en la unidad Efesios 4:16
27: Creciendo Hebreos 5:11-14
28: Ya no seremos niños Efesios 4:14
29: La cabeza viva Efesios 1:17-23
30: Como Jesús 1 Juan 4:15-21
31: La autoridad del siervo Juan 13:12-17

Introducción a las devociones de agosto

La vida del cuerpo trata de la iglesia, no la iglesia tal como es a menudo, sino la iglesia tal como era originalmente; la iglesia tal como puede ser, la iglesia tal como debería ser de nuevo.

¿Qué clase de imagen trae a su mente la palabra iglesia? ¿Le sugiere la idea de un presuntuoso club de campo religioso, atado por rituales extraños y casi secretos, tradiciones y jerga? ¿O un grupo de acción política, haciendo la guerra a favor de un programa político (de izquierdas o de derechas)? ¿Una sala de espera, donde la gente aguarda expectante, pero bastante pasivamente, al próximo autobús al cielo? ¿Una colección de hipócritas que se preocupan más de los órganos tubulares caros, las vidrieras de colores y los edificios de piedra, que de los hambrientos y heridos del mundo? ¿Un lugar donde los yonquis religiosos se reúnen para conseguir su dosis de bienestar para poder aguantar otra semana? ¿Una banda de beatos aguafiestas que quieren legislar la moralidad para el resto del mundo?

Seamos sinceros: la iglesia ha sido todas estas cosas en un momento u otro. Una y otra vez, ha dado lugar a cada acusación amarga, cada queja y crítica que hayan sido alguna vez lanzadas contra ella por los ateos enojados y los agnósticos desilusionados.

Sin embargo, a pesar de todos sus evidentes defectos, debilidades, hipocresías, pecados y excesos, la iglesia ha sido la fuerza más poderosa para el bien que ha habido sobre la faz de la tierra, siglo tras siglo, desde el tiempo de los apóstoles hasta el momento presente. Ha sido luz en medio de la más negra oscuridad. Ha sido sal —un conservante y un sazonador delicioso— en una sociedad desabrida e inclinada a la corrupción.

¿Una paradoja? ¡Desde luego! Muchas de las más poderosas verdades de Dios vienen envueltas en una paradoja, rodeadas de misterio. Al desenmarañar las aparentes contradicciones de la iglesia de Dios, tal como Él la diseñó y la creó, encontraremos algunas de las verdades de Dios más profundas, vivificantes y transformadoras de la vida: las verdades de la vida del cuerpo.