Es el Dios desconocido con el que la ciencia está luchando hoy día: su nombre es Jesús de Nazaret.
Por Él todas las cosas se mantienen unidas, y todo poder en el mundo natural procede de Él.
Introducción a las devociones de noviembre
La mayoría de las cartas que Pablo escribió a las iglesias fueron escritas a las que él mismo había fundado. Pero él no fundó la iglesia de Roma, ni tampoco la iglesia de Colosas. No hay certeza sobre quién fundó la iglesia de Colosas, pero es muy probable que sea un hombre mencionado en otras cartas de Pablo: Epafrodito, o, ya que era un nombre demasiado largo de decir incluso para los griegos, Epafras. Se menciona en esta carta que es de Colosas, y es muy probable que sea el que fundó la iglesia. Dónde había oído el Evangelio, no lo sabemos, pero evidentemente lo había llevado a su ciudad y había empezado a proclamar a Cristo. De esa proclamación nació la iglesia de Colosas.
Epafrodito había ido a Roma para ver al apóstol Pablo, que estaba entonces prisionero, llevándole informes de la iglesia de Colosas. Así que fue a estos cristianos, que nunca conocieron al apóstol cara a cara, a los que Pablo escribió desde Roma.
Esta carta se escribió aproximadamente al mismo tiempo que la carta a los filipenses, y es muy similar en su estructura y contenido a la carta a los efesios. Éstas se escribieron probablemente casi al mismo tiempo, durante el primer encarcelamiento de Pablo, y son, por tanto, llamadas las Cartas de la cárcel del apóstol Pablo. La diferencia básica entre estas dos cartas de Pablo, a los efesios y a los colosenses, es que los colosenses tenían un problema, y es sobre este problema sobre el que el apóstol se centra especialmente. Estaban al borde de perder su entendimiento del poder por el cual se vive la vida cristiana. Por tanto, esta carta es la gran proclamación y explicación de Pablo de ese poder en la vida cristiana a través de Cristo, el recurso de todo individuo.
